La Familia Carmelita está de fiesta.
San José es considerado Patriarca y Padre del Carmelo. Recordamos en la Provincia, hoy, especialmente a nuestros candidatos que están en formación en el Convento de San Andrés (Salamanca), en el Convento de san José de Ciales (Puerto Rico), en el Seminario Monte Carmelo (República Dominicana, en el Convento de Madrid-Ayala, en el Colegio Internacional de San Alberto de Roma. Rezamos por ellos y a todos los felicitamos con la composición “Hoy a tus pies ponemos nuestra vida, glorioso san José”. Himno aprendido en la casa de formación de Salamanca estos últimos años y que sirve para festejar los aniversarios, cumpleaños y fiestas.
El P. Xiberta afirmaba que san José en el Carmelo está presente desde los orígenes de la Orden. No en vano el Carmelo nació en Palestina, la tierra de José. El Carmelo nace acunado por María y por José desde sus inicios. La devoción a san José, a nivel personal y local, se vivía desde la venida de los carmelitas a Europa, si bien la fiesta del Santo Patriarca, a nivel de Orden, no aparece sino en la segunda mitad del siglo XV, con la particularidad de que los carmelitas fueron los primeros que en la Iglesia latina compusieron un oficio enteramente propio en honor de san José, que aparece en el breviario impreso en Bruselas, en 1580, y en los que le siguen; y es, seguramente, el que leyó santa Teresa en la fiesta de San José.
Los carmelitas desde que comenzaron a honrar a San José, lo hicieron con tanta intensidad que apenas se encuentra precedente igual en otras familias religiosas. “Este oficio no solamente es el más antiguo monumento elevado en la Iglesia latina a la gloria de San José, sino también, seguramente, el cántico más hermoso que jamás le fue consagrado. Todas sus partes, desde la primera antífona hasta la última, nos representan al Santo en todo el esplendor de su gloria”. Este oficio con sus nueve lecciones de los tres nocturnos, sus antífonas y responsorios puede verse en BARTOLOME Mª XIBERTA, Flores josefinas y la liturgia carmelitana antigua, Estudios Josefinos 18 (1964) 301-319.