Cristóbal de Avendaño, O.Carm. (Valladolid, 1569-1628).
Escritor y predicador de san Ángel de Sicilia, carmelita.
Celebramos el VIII Centenario del martirio de san Ángel de Sicilia. Su vida transcurre entre la historia y la leyenda. Los predicadores de los s. XVI y XVII no fueron ajenos a las hagiografías de la época. El P. Cristóbal de Avendaño, O.Carm., famoso predicador del siglo XVII, y autor conocidísimo en su tiempo, como lo acreditan las numerosas ediciones y traducciones de sus obras, también predicó sobre san Ángel de Sicilia.
Fruto de su experiencia como predicador, algunas de sus obras están salpicadas de observaciones a los predicadores a través de las cuales se advierte, en ocasiones, la pobreza en “un linaje de tísicos de púlpito, de quien Dios nos libre y nos guarde”. Es un crítico demoledor cuando alude a “predicadores desvanecidos, que toda su sabiduría y predicación es aceite de presunción”. O cuando se refiere a sermones, “semilla de tabardillos”, al alargarse desmesuradamente y repetirse, sin aterrizar. Avendaño no se limita a criticar; proporciona también una serie de normas, con el fin de corregir los abusos que “bien merecerían entrar en una antología de preceptiva literaria”. Debía evitarse un conceptismo exagerado, como debía evitarse igualmente el culteranismo, escollos de los que no era fácil librarse en la época.
Hemos rescatado de una de las obras de Cristóbal Avendaño, Libro intitulado otro tomo de sermones para muchas festividades de los santos… (Barcelona 1629), la última parte del sermón, De las alabanzas del glorioso san Ángel, carmelita, dedicado a san Ángel de Sicilia (o Jerusalén). Quienes tengan paciencia para leer la tipografía del s. XVII (hay que decir que se lee bastante bien) sonreirán con las historias amables que circulaban por los púlpitos de los siglos XVI-XVII en torno al carmelita san Ángel. La leyenda es la poesía de la historia, como afirmaba el P. Balbino Velasco, O.Carm., y, a veces, cuenta verdades que las frías crónicas de la historia no pudieron contar.
Original del Discurso de las Alabanzas del Glorioso san Ángel, carmelita, en el siguiente enlace:
Cristóbal de Avendaño, Sermón laudatorio a san Ángel de Sicilia, O.Carm, Barcelona 1629
Resumen de la parte laudatoria del Sermón del P. Maestro Fray Cristóbal de Avendaño, de Orden de Nuestra Señora del Carmen, Definidor de su Provincia de Castilla la Vieja y natura del muy noble ciudad de Valladolid, dedicado a san Ángel, mártir (Sebastián Comellas; Barcelona 1629).
1.- “Pasma y admira leer la vida desde esclarecido mártir”. Sus padres descendían de la tribu de María. María les predijo que tendrían dos hijos: Juan, que sería Patriarca de la Iglesia, y Ángel, que sería mártir. Los dos tomaron el hábito en la Monasterio de santa Ana, que estaba junto a la Puerta Dorada. Una vez consagrados, subieron al Monte Carmelo, y allí caminaron en perfección.
2.- Henoc, Patriarca de Jerusalén, de la Orden de Ntra. Sra. del Carmen, compañero de san Ángel, presenció su martirio y se aventuró a escribir su vida. Cuenta que vivió entregado a la penitencia y a la oración. Pasó cinco años en el Monte de la Cuarentena. Allí le alimentaba un cuervo y tuvo visitas de Ntro. Señor y de Ntra. Señora.
3.- Entre los sucesos milagrosos, se cuenta que el prior del Monte Carmelo mandó a los dos hermanos a cortar leña. A Juan se le cayó la cabeza del hacha en el río. Ángel la hizo flotar y se la devolvió. En otra ocasión, el prior envió a san Ángel con otros compañeros a recibir las órdenes sagradas a Jerusalén. Llegados al Jordán, como no lo podían atravesar, san Ángel oró y las aguas se dividieron, pasando a pie enjuto. Era conocido de todos que había resucitado a muertos tocándolos con la capa de su hábito. En cierta ocasión, estando ya en Italia, en la Puerta de san Juan de Letrán, salió a su encuentro un ciego a pedirle limosna, y le dijo “no tengo oro ni plata, pero en el nombre de Jesús el Nazareno te digo que veas”. Y el ciego recuperó la vista. Se propagó su acción taumatúrgica curando también a leprosos y paralíticos.
4.- Dios le reveló en el Monte de la Cuarentena, por intercesión de san Juan Bautista, que moriría mártir en circunstancias similares a las suyas, en Sicilia. En la visión recibió la llamada de ir a entrevistarse con Honorio III, llevándole reliquias de Tierra Santa. Coincidió que el mismo día que predicó delante del Pontífice estaban también presentes san Francisco y santo Domingo. Sin saber que estaban escuchando su sermón, vaticinó que había allí en la asamblea dos pilares de la Iglesia. Los tres, después del sermón, se encontraron y san Ángel le profetizó a san Francisco las llagas de Nuestro Señor.
6.- En Palermo se puso a predicar y reprendió al rey Berengario (como san Juan Bautista a Herodes), que estaba casado hacía doce años con su hermana y tenía hijos con ella. El Rey junto con un grupo de gente cruel atravesó el auditorio y le asestó cinco puñaladas. San Ángel malherido vivió cinco días, durante los cuales intercedió por Berengario y pidió al Señor que le perdonase. Según testimonio de Thomas Vellorioso, en el lugar de su muerte fluye aún hoy una fuente de agua que sana de grandes enfermedades. Seguidamente, Cristóbal Avendaño afirma que san Ángel es cabeza de todos los mártires que ha tenido la Orden del Carmen y hace un recuento de ellos. Acaba sus alabanzas citando a Teresa de Jesús: “Esto se dice par que entiendas los muchos e ilustres mártires que en estos tiempos ha tenido esta Religión, y como en todos tiempos está brotando sin cesar, y hasta la fin del mundo será lo mismo, como se lo reveló nuestro Señor a nuestra Santa Madre Teresa de Jesús, en una revelación, donde en visión vio innumerables mártires de esta Orden, que por Cristo nuestro Señor había padecido…”.