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28 junio, 2023 / Carmelitas
Llibre. Preparación para la Fiesta del Carmen. Tercera Orden del Carmen de Vila-real. 28 junio 2023

La TOC de Vila-real está preparando ya los festejos de la Virgen del Carmen. El Prior Provincial, P. Salvador Villota Herrero, O.Carm., saluda con estas palabras a los terciarios y cofrades de Vila-real:

Queridos hermanos de la TOC de Vila-real,

Caminar hacia la solemnidad de nuestra Madre y Hermana la Virgen del Carmen, en particular durante el novenario que la precede, supone dejar que los sentimientos de María vayan configurándose muchos más nítidamente en nuestra vida, en cuanto somos, tenemos y obramos. Por eso es bueno y necesario volver a recordar algo de lo que ella misma nos dice en el Magnificat (Lc 1,46-55), en esas palabras proféticas y colmadas de alabanza que, además de alcanzar el Cielo porque se conforman a la verdad de Dios, resuenan con potencia indecible sobre la tierra para reclamar a todos los hombres que las acojan y vuelvan su corazón a Dios.

En primer lugar debemos pedir que en nuestro corazón nazca una mayor conciencia de “lo grande” que es Dios (Cf. Lc 1,46). Grandeza manifiesta en la misma creación, obra de “las manos de Dios” que nos hace preguntarnos qué somos para que se ocupe de nosotros (Cf. Sl 8,2-5). Qué somos, ciertamente, para que Dios cree una criatura tan bella como María en la que realiza la sublime grandeza de encarnarse, de hacerse uno de nosotros para mostrarnos cuánto nos ama y ofrecer su vida para salvarnos. Sí, grande es Dios y bien haremos en no “empequeñecerle” por nuestra falta de fe, más bien debemos dejar que “su grandeza” de santidad y amor nos invada e introduzca en su inabarcabilidad. María, hecha de tierra, proclamó la grandeza del Señor, se confió a ella y ha llegado a ser la “estrella del mar”, un símbolo que quiere englobar todo lo creado — “estrella” y “mar”, cielo y tierra, de lo que ella ha sido coronada reina para recordarnos “la grandeza del Señor”.

En segundo lugar debemos alegrarnos y pedir que aumente cada vez más en nosotros la alegría de sabernos salvados por Dios. Si caminamos con María para celebrar su fiesta es porque con ella agradecemos al Señor que sea nuestro Salvador. El que su grandeza nos haga ver nuestra pequeñez, nuestra nonada, nuestro pecado que emborrona y rechaza su bondad…, es mayor motivo para darle gracias con todo nuestro ser, puesto que, a pesar de nuestra indignidad, nos ha amado, mirado y salvado gratuita y misericordiosamente. María que, dirigiéndose a Dios, le dice “Mi Salvador” (Cf. Lc 1,47), nos ayuda a cada uno de nosotros a decirle con ella: “mi Salvador”, y a decirle todos juntos, a una sola voz: “nuestro Salvador”. Y el hecho de que nos salve, nos da la certeza de que en Él nos espera la vida dichosa en el Cielo, para vivirla junto a aquella a quien llamamos “Bienaventurada” (Cf. Lc 1,48) y que es la Reina de los cielos.

Y este “nuestro” que, como cristianos y terciarios carmelitas nos caracteriza, nos introduce en lo último que quiero compartir con vosotros: la humildad. No podemos ver la grandeza, ni alegrarnos de la salvación del Señor, sin ser humildes. A los soberbios los derriba de su trono — dice María —, porque “el trono” le pertenece únicamente a Dios (Cf. Lc 1,52). Él, el Dios grande, ensalza a los humildes y les sienta junto a sí, como lo vemos en la Virgen María que participa de la victoria de su Hijo y Señor Jesucristo. Seremos humildes si aprendemos a dejarnos querer por Dios y respondemos con docilidad y obediencia a su voluntad. Vivir, como María, para agradarle en todo. Dirá San Juan de la Cruz que quien busque a Dios debe procurar emplear «su voluntad en amar todo lo que a Dios agrada, y en todas las cosas aficionar la voluntad a Dios, y la memoria y el cuidado de lo que es de su servicio y lo que más le ha de agradar» (Cántico Espiritual 28,3). Por eso, al caminar con María le pedimos que nos una verdaderamente a lo que ella respondió al ángel Gabriel para expresar que su vida, su persona, su cuerpo y su corazón eran totalmente de Dios y para Dios: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38).

Os deseo de corazón, queridos hermanos terciarios, una Novena de la Virgen del Carmen colmada de bendición. Que nuestra Madre os guíe para que, unidos a ella, podáis, junto con todo el Carmelo, engrandecer al Señor, alegraros en su salvación y ayudaros a caminar juntos en el cumplimiento de su voluntad. Así seremos hijos de María e hijos de Dios en Cristo.

Salvador Villota Herrero
Prior Provincial
Provincia de Aragón, Castilla y Valencia,
de San Juan de la Cruz

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