2 marzo, 2024 / Carmelitas
Avanzando en esta Cuaresma, tomemos un momento de oración. Tal vez puede ayudarnos la versión musicalizada del Evangelio de Lucas. Volver al Padre de misericordia, desde el hijo pródigo que somos todos… quizás desde aquel otro, el ‘mayor’, que llevamos también todos, más o menos escondido…
¿Cuántas veces te he exigido:
“Dame lo que corresponde”?
Y me ido quién sabe a dónde.
Lo mundano he vivido.
Y con todo lo pedido
no he parado ni un segundo.
¡En lo insustancial me hundo!
Se me acaba la riqueza.
Y, de a poco, el hambre empieza
a adueñarse de mi mundo.
Busco en mi existencia cruda
el sentido a lo que he hecho,
y con culpa en el pecho,
salgo en búsqueda de ayuda.
No cabe la menor duda:
-¡Debo regresar a casa!
La vergüenza me abraza,
ningún privilegio espero.
“Trátame cual jornalero”,
le diré al que me rechaza.
Pero, tú eres Padre bueno,
ya me estabas esperando
corres a buscarme, cuando
me observaste en lo ajeno;
con sonrisa y rostro pleno
hoy me envuelves en tu abrazo.
Al perdón le abres paso:
–“El que ayer estaba muerto
vive -hoy- vuelve contento
a acogerse en mi regazo”.
–“Desde lejos veo danza,
se distingue un gran festejo,
puede que a mi padre viejo
le haya vuelto la esperanza…
Tu dolor al fin descansa…
Y evitando lo sencillo,
ha matado a un novillo
porque retornó mi hermano
y lo ha recobrado sano
dando a su dedo un anillo.
Yo te sigo hace años,
siempre de manera honesta…
Nunca me has hecho una fiesta,
y, menos, de tal tamaño.
Al que ha hecho tanto daño
lo celebras de inmediato
no ha cumplido ni un mandato
y tampoco obedecido.
Y al que ha permanecido,
no le das el mismo trato…”.
–“Hijo, ¡tú estás conmigo!,
Todo lo que es mío es tuyo.
Celebremos con orgullo
que tu hermano ha vuelto vivo.
De alegría es motivo,
el perdido ha sido hallado;
olvidemos el pasado,
cólmate de regocijo,
porque hoy volvió mi hijo:
Todo queda perdonado,
todo queda perdonado
todo queda perdonado”.
