Tras una escalonada llegada el martes 2 de abril por la tarde, la cena congregó en ambiente festivo y pascual en el comedor de la casa de las hermanas Esclavas de Cristo Rey (Madrid) que nos acogen a la veintena de hermanos: el pequeño resto en el que se encuentran representados tres continentes -Asia, América y Europa-, o si se prefiere, cinco países -Indonesia, Argentina, Paruguay, Italia y España- y dos provincias de la región ibérica -la Bética y la de Aragón-Castilla-Valencia. Completamente internacional e interprovincial: ¡ved qué alegría, qué dulzura convivir los hermanos unidos!
La jornada de ayer, miércoles 3 de abril, quedó vertebrada por las ponencias de Fr. Martín Gelabert, OP. En tono entrañablemente fraterno propuso claras, profundas y concisas reflexiones entorno a la vida comunitaria fraterna en el ámbito de la vida religiosa que a la vez servían de estímulo, de diagnóstico y de invitación a afrontar desafíos espirituales, sociales, apostólicos.
Antes del almuerzo, hubo un pequeño trabajo por grupos en los que se pudo entablar un rico diálogo a propósito de sugerentes textos que nos ofreció fr. Martín al hilo de la temática que previamente nos había expuesto, y que pusimos todos los grupos en común por la tarde, después de la comida y poder tomar un tiempo para una reconfortante siesta. Especialmente enriquecedor fue el compartir que nos ofreció fr. Martín sobre la experiencia habida recientemente entre los frailes dominicos de España en el proceso de unión de sus provincias. Generó un rico diálogo en el que afloraron retos, problemas, dificultades y también invitaciones y estímulos.
Al final de la tarde, el Resucitado nos convocó, junto con los discípulos de Emaús, para escuchar su Palabra, compartir su Pan y presentar al Señor en la oración visperal todo el trabajo, las intenciones, necesidades que tratamos a lo largo de la jornada.
¡Nos encomendamos a vuestra oración en esta segunda jornada!