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Lectio Divina

 

Salmo 92
18 noviembre, 2024 / Carmelitas
Cristo Rey, propuesta para la “lectio divina”

Llamados a vivir en obsequio de Jesucristo, nos queremos nutrir de su Palabra, y con todo, a menudo constatamos que una práctica tan deseable como la lectio divina, no se llega a preparar de forma regular. A continuación sigue una propuesta modificable que puede servir de punto de partida sobre la que cualquier comunidad puede elaborar y completar la suya propia ambientando con un icono, algún signo, tal vez un gesto, un canto… (Preparado para descargar e imprimir en A4, aquí)

La Palabra (en este año ‘B’): Dn 7,13-14; Sal 92; Ap 1,5-8; Jn 18,33-37


Ambientación:
Solemnidad de Cristo Rey: Cristo y, Rey. Pero su reino no es de este mundo. En consecuencia, una Iglesia fiel a Cristo Rey toma conciencia que no es de este mundo, recuerda, celebra y hace vida que Jesús vino al mundo para ser testigo de la verdad. Una verdad evangélica que lo empapa todo: el ser, el vivir, el trabajar…, la moral…, lo social… Todo queda polarizado al Reino (al reinado) de Dios. ¿De qué parte nos vemos, del Reino o de parte contraria al proyecto de Dios? ¿A caso hay alguna componente que no sea acorde y convergente con el Reino? ¿Cuál? Pidamos al Señor que nos conduzca de camino al Reino.

 

Oración inicial

Señor Jesús,
Tú que has venido a revelártenos para que tengamos Vida,
que te vayamos reconociendo y confesando como el Cristo,
el Hijo de Dios, Dios-con-nosotros, Mesías, Maestro y Señor,
y has llegado al punto de no dilatar más tu revelación regia,
en el momento más delicado de tu vida en este mundo,
cuando no había quien te mirara al rostro:
tu identidad de REY, el más bello de los hijos del hombre,
Aquel que tiene autoridad y poder
–autoridad para crear y salvar, poder para servir y perdonar–,
y despliega con amor su providencia sobre toda la creación.
Te pedimos: guíanos de tal modo en este rato
que nos ayude a vivir que en todo momento y circunstancia
siguiéndote más de cerca y trasluciendo más vivo testimonio de ti,
nuestro Rey y Señor.
Amén.

LECTIO  –  ¿Qué dice el texto?  – Juan 18,33-37

Motivación: Jesús manifiesta ante Pilato su realeza, la cual es de una naturaleza particular. Los reyes de este mundo, ¡ay, los reyes de este mundo…! Pilato tiene una posición y ha de optar entre dos modelos: los reinos de este mundo, o el estilo de Jesús. ¿Cuál elegimos nosotros?

 Propuestas para ubicarse en la lectura:

        • Imagino física, materialmente qué circunstancias han llevado a Jesús ante Pilato…
        • Me pongo en la piel de los que tuvieron parte en aquella escena: Jesús, Pilato, Pedro, Judas, fariseos, saduceos, soldados, mujeres… ¿Qué sentían?
        • ¿Qué ha enseñado Jesús? ¿Cómo es el Reino de su anuncio?
        • ¿En qué consiste la misión de Cristo en cuanto Rey?
        • ¿Quiénes podrían comprender, seguir y vivir de ese modo?

LECTURA DEL EVANGELIO

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús:

– “¿Eres tú el rey de los judíos?”

Jesús le contestó:
– “¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?”

Pilato replicó: – “¿A caso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?”

Jesús le contestó:
– “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que yo no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”.

Pilato le dijo: –“¿Con qué, tú eres rey?”

Jesús le contestó:
– “Tú lo dices: soy rey.
Yo para eso he nacido y para esto he venido al mundo;
para ser testigo de la verdad.
Todo el que es de la verdad escucha mi voz”.

MEDITATIO – ¿Qué me dice el texto?

    • ¿Acepto que Jesús es Rey? ¿Cómo acojo su reinado en mi vida? ¿En qué se concreta su señorío sobre mí?
    • ¿Qué cosas me seducen de la realeza de Jesús?
    • ¿Qué cosas de la pseudo-realeza del mundo son todavía motivo de resistencia a que se despliegue el Reino de Dios dentro nuestro y entre nosotros? ¿Está a mi alcance lidiar con alguno de ellos?
    • ¿Qué empeño pongo en la instauración y propagación del Reino en mi entorno?
    • ¿Estoy del lado de Jesús, escucho con sinceridad su voz?
    • ¿Apuesto con decisión por su verdad a pesar de las consecuencias que me pudiera acarrear y se me antojaran poco apetecibles?

ORATIO – Converso con el Señor a partir de su Palabra

Motivación: Jesús, el Rey, ha tomado condición de esclavo para mostrarnos en qué consiste el plan de Dios, su voluntad.

    • Agradezcamos su benevolencia hacia nosotros…
    • pidámosle que acreciente nuestra participación en su reinado en nuestras vidas, comunidad, Iglesia… y en nuestra sociedad; pidámosle, tal vez, perdón
    • adorémosle.

CONTEMPLATIO –  ¿A qué me lleva el texto, a qué me mueve?

Motivación: oración, fraternidad y servicio

    • Servir es reinar.
    • Reinar es servir.
    • ¿Cómo lo podemos concretar?

COLLATIO Un compartir sencillo

Motivación: tras leer, meditar, orar y contemplar, un libre participar de tanto bien recibido por medio de la Palabra

    • Tras un breve tiempo de oración, si alguno lo desea, puede compartir en voz alta su oración, con su alabanza a Dios, su acción de gracias o una súplica confiada.
    • Para ir acabando podemos escuchar (completo) y/o unirnos al canto del salmo que se proclamará el domingo (Salmo 92): en la Liturgia de las horas, p. 784-785.

 Oración final

Testigo verdadero, misionero fiel del amor del Padre,
nos invitas continuamente
–oh Cristo, Rey del universo–,
a entrar en la libertad del Reino de la Vida.

Tú puedes transformar nuestro corazón
e iluminar en medio del mundo
nuestra desazón y nuestra confusión:
eres la verdad que hace libre
y la libertad que hace vivir.

Haznos testigos serviciales y verídicos en toda situación
donde aún falta tu presencia, tu Evangelio.
Conviértenos en instrumentos tuyos,
en mensajeros constructores de justicia y paz.

Que tu Reino anhelado venga pronto, Señor de la historia,
y llene de tu presencia todo lugar, toda estructura,
toda sociedad, toda soledad y todo corazón
donde alguien sufre aún hoy
la esclavitud reinante de la discordia, del odio,
del vicio, del pecado, o de la muerte.

Tú que eres el Rey de la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Padre Nuestro

Saludo a la Virgen María

    • A ti, hija y Madre, hermana, discípula y maestra, señora y esclava, súbdita y Reina, nos dirigimos: Ave María.

 

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