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Lectio Divina

 

Salmo 18 (piano)

 

Salmo 18 (arpa)

 

Ave María (Verbum Panis)
21 enero, 2025 / Carmelitas
Lucas 1,1-4; 4,14-21 – una propuesta de lectio

Una propuesta de lectioLucas 1,1-4;  4,14-21

La Palabra para el domingo:

Ne 8, 2-4a. 5-6. 8-10 Leyeron el libro de la Ley, explicando el sentido
Sal 18, 8. 9. 10. 15 [R/.: cf. Jn 6, 63c]

1 Co 12, 12-30 – Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro
Lc 1, 1-4; 4, 14-2Hoy se cumple esta Escritura

Ambientación: La lectio de hoy, siguiendo la referencia litúrgica del Evangelio dominical, nos presenta juntos, dos pasajes distintos del Evangelio de Lucas (propondremos la traducción de la Biblia de Jerusalén):

    • El primero (1, 1-4) es el prólogo, dirigido a «Teófilo» (Θεόφιλε, = “amigo de Dios, que ama a Dios”), según reza el v. 3, aunque la liturgia lo haya anticipado al principio de la perícopa. Podemos ver en él a cada creyente que se abre a Dios y quiere conocer el Evangelio, en cualquier lugar del mundo, en todo momento de la historia.
    • El segundo pasaje (4, 14-21) nos presenta a Jesús, que «con la fuerza del Espíritu» entra el sábado en la sinagoga de Nazaret.

 Oración inicial

Ven, Espíritu Santo,
hazte presente en medio nuestro,
entra en la celda de mi vida,
llena de luz y de fuego nuestra comunidad;
quema la escoria de nuestros ojos
quiebra la sordera de nuestros oídos.

Ven, Espíritu, promesa de Jesús.
Te ruego que seas tú mi guía y mi aliento,
mi aliento y mi consuelo, mi fuerza y mi luz.
Te necesito en mi noche, alumbra mi tiniebla.
Sea tu lumbre cual antorcha,
como tea luminosa y ardiente
que me ilumine y encienda al escrutar la Escritura.

Tú que eres brisa,
sopla el rescoldo y reanima el fuego.
Tengo la vida acostumbrada y aburrida.
Tengo las respuestas rutinarias, mecánicas, aprendidas.

Oxigena mis quehaceres
al ritmo de la Palabra
para que no me muera sin tu vida,
ni dé muerte a mi entorno, careciendo yo de vida. Amén.

LECTIO  –  ¿Qué dice el texto? – Lucas 1,1-4; 4,14-21

Motivación: Lucas presenta la perspectiva de todo su evangelio, originalmente pensado en forma de díptico, junto con el libro de los Hechos, inseparable de él. Y nos presenta también a Jesús en medio de la asamblea litúrgica, en Nazaret. ¿Qué palabras pone en sus labios?

 Propuestas para enmarcar la lectura:

    • El Señor, ¡bendito sea!, no se sustrae al ritmo litúrgico semanal: se une a la asamblea de sus paisanos en la oración y en la escucha de las Escrituras
    • Así como el Señor se dispuso a ese momento, me dispongo con reverencia y piedad a la lectio evangélica
    • Tal rito prevé la lectura de un texto de la Torah o de los Profetas, seguida de un comentario
    • Aquel día, el Sábado en la sinagoga de Nazaret, Jesús se levantó para hacer la lectura y dio con un pasaje del profeta Isaías…

Del Evangelio de san Lucas (Lc 1,1-4; 4,14-21)

Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido. […]

[En aquel tiempo], Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región. Él iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos. Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:

 El Espíritu del Señor sobre mí,
 porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva,
me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos
y la vista a los ciegos,
para dar la libertad a los oprimidos
y proclamar un año de gracia del Señor.

Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.»

MEDITATIO (RUMINATIO) –  Leemos y releemos (manducamos, rumiamos) el pasaje como para aprenderlo de corazón. ¿Qué me dice el texto?

    • Jesús proclama un consolador texto de Isaías. ¿Está curando ciegos físicos o liberando presos en la sinagoga? Escrita entre los siglos VI o V a.C., esa profecía describe la situación en que se encontraba por entonces el pueblo de Israel, sometido al imperio persa. Una situación suficientemente parecida a la de los judíos del tiempo de Jesús –sometidos al imperio romano– como para que se sintieran identificados por las circunstancias. Y yo, ¿me identifico con ello?
    • El texto no pone el énfasis en la acción, sino en el anuncio. La traducción litúrgica usa tres veces el verbo “anunciar” (en griego sería una vez: “evangelizar [εὐαγγελίσασθαι]” en 4,18; y dos veces “anunciar [κηρῦξαι]” en 4,18.19). Coincide con lo que vivió Jesús. Sí, curó a algún ciego, pero no liberó de los romanos ni enriqueció económicamente a sus pobres. Lo que no dejó de hacer ni un momento fue “anunciar el año de gracia del Señor”, hablar de un Dios Padre que nos ama incluso cuando las circunstancias de nuestra vida siguen son muy adversas. ¿La vida te sonríe? No por eso te ama más Dios. ¿La vida te da palos? No es porque el Señor haya dejado de amarte.
    • «Hoy»: término muy querido para san Lucas, también para Zaqueo (hoy ha llegado la salvación a esta casa, cf. σήμερον σωτηρία, 19, 9), y para el “buen” ladrón (cf. hoy –σήμερον– estarás conmigo en el paraíso, cf. 9; 23, 43), nos remite al título cristológico preferido por el mismo evangelista, esto es, «Salvador» (Σωτήρ), el mismo que anunció el ángel a los pastores en Belén (cf. Lc 2,11).
    • ¿Soy un «hoy» en la vida para mi prójimo, o soy de los del “mañana”, que dicen: «“mañana” le abriremos», para lo mismo responder mañana
    • Este «hoy» nos interpela sobre nuestro modo de vivir la fe, la gracia del Señor…
    • Además, «hoy», se nos invita a interrogarnos sobre nuestra capacidad de escucha. Antes de poder hablar de Dios y con Dios, es necesario escucharle. De la sinagoga a la Iglesia: la liturgia es la «escuela» de esta escucha del Señor, que nos habla.

Para ampliar puede consultarse J. L. Sicre, El evangelio de Lucas. Una imagen distinta de Jesús. Verbo Divino. Estella 2021, pp. 63-67

ORATIO – Converso con el Señor a partir de su Palabra

Motivación: El Señor no cesa de clamar el «año de gracia», también en este jubileo de 2025…

    • Alabo la compasión del Señor, su deseo y poder para consolar, ofrecer gracia…
    • Pido al Señor que me eduque, como discípulo a la escucha….
    • Agradezco su imperecedera y perenne fidelidad en ofrecernos «hoy», sin falta, su salvación.
    • Imploro perdón por mis distracciones ante su plan, su anuncio, para dejarme embarcar en bagatelas que no hacen más que alejarme de su reino …
    • Le adoro, ardientemente, no por un solo día, sino por un año entero de gracia.
    • A María, que estuvo junto a Jesús, no un día…, ni un año…, sino desde que lo concibió hasta que Él ascendió al cielo,  e incluso hasta allí mismo le ha seguido como primera discípula, le ruego que me enseñe a disponerme al seguimiento de Jesús, siguiendo también sus mismos pasos, como hermana en el Carmelo.

CONTEMPLATIO –  ¿Cómo escucho al Señor? ¿Cuándo?  ¿Donde? ¿A qué me mueve el texto?

Motivación: oración, fraternidad y servicio

    • «Cristo, en efecto, no fue ungido por los hombres ni su unción se hizo con óleo, o ungüento material, sino que fue el Padre quien le ungió al constituirlo Salvador del mundo, y su unción fue en el Espíritu Santo» (S. Cirilo de Jerusalén, Catecheses 21,2).
    • «No es casualidad que Él abriera el rollo y encontrara el capítulo de la lectura que profetiza sobre Él, sino que también esto fue obra de la providencia de Dios» (Orígenes, Homilías sobre el Evangelio de Lucas, 32, 3).
    • El «hoy» es Jesús mismo. El «Hoy» se cumple siempre que la «salvación» se hace historia. «Hoy», Jesús lleva a cumplimiento la plenitud de la redención, cuando le acogemos con fe, lo celebramos en la liturgia, lo testimoniamos en la vida. ¿Cómo vivo todo eso «hoy»?
    • Cada día (καθ’ἡμέραν, Lc 11,3; cf. Mt 6,11), –Padre nuestro … cada día…– está llamado a ser el «hoy» salvífico, porque la salvación es historia que continúa para la Iglesia y para cada discípulo de Cristo. ¿En qué aprecio tengo la ofrenda litúrgico-existencial de la Iglesia?

 COLLATIOUn compartir sencillo

Tras un breve tiempo de oración, si alguno lo desea, puede compartir en voz alta su oración, con su alabanza a Dios, su acción de gracias o una súplica confiada.

    • Para ir acabando escuchamos y/o nos unimos al canto del salmo que se proclamará el domingo (Salmo 18 B): en la Liturgia de las horas, p. 619. (Versión musicalizada de John Schiavone, con piano o con arpa).

ACTIOVivir la Palabra

    • Esta semana, cada día (καθ’ἡμέραν), como el “pan nuestro” que pido en el Pater, le pediré estar a la escucha de su Palabra, buscaré recibir el Pan de su Palabra, comulgar su Palabra -hecha su Cuerpo- en el Pan, y lo compartiré con el hermano y el necesitado.
    • Este es el «carpe diem» en sentido cristiano: «hoy» Dios me llama para darme salvación.

Oración final – Padre nuestro.

Saludo a la Virgen María: Ave María (Mite Balduzzi, Verbum Panis).

 

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