El trabajo por la justicia, la paz y el cuidado de la creación es un proceso de cambio de mentalidad de la cultura dominante en nuestro mundo, caracterizada por el despilfarro y el descarte. Este proceso requiere que se favorezcan experiencias de Dios como único Bien, Bello y Verdadero, irresistible y supremo, frente a otras ofertas superfluas que se nos ofrece.
En sintonía con la Doctrina Social de la Iglesia, los carmelitas estamos llamados a crear o facilitar espacios sociales y eclesiales de trabajo de promoción, cuidado y concientización del valor intrínseco de lo creado.
Así, buscamos personalmente y junto a otros hermanos la posibilidad de redescubrir el paso de Dios en la creación, a través del contacto directo con la naturaleza y el sufrimiento humano, lo cual es piedra de toque de nuestra pequeñez y vulnerabilidad.