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3 agosto, 2018 / Carmelitas
Una locura de fe: Jucar en el Camino de Santiago, 21-30 de julio de 2018

Los días del 21 al 30 de julio el grupo Jucar Región Ibérica (Juventud Carmelita) se embarcó en una aventura al alcance de unos pocos afortunados. 230 personas consiguieron llegar a la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela después de 9 días seguidos caminando. Una auténtica locura de fe. Llegaban de muchas partes de España (Antequera, Málaga, Vila-real, Onda, Madrid, Elda, Murcia, Alicante, Valladolid y Sevilla) con un único objetivo: llenar su mochila de muchos recuerdos y experiencias que te deja el camino. Empezaron su aventura a 195 kilómetros de Santiago, más concretamente en un pueblo casi en la frontera de León con Lugo, Villafranca del Bierzo. Allí se juntaron las 230 personas, entre niños, monitores y equipo de cocina e intendencia. Una primera noche muy bonita, pues los niños se reencontraban después de casi un año sin verse. Y, a la mañana siguiente, empezaba el camino.

Etapas del Camino de Santiago

 Una primera etapa de toma de contacto, a penas 15 kilómetros hasta llegar a Vega de Valcarce, un pueblo donde hicieron noche en un pabellón. Día de “relax” para coger fuerzas, porque la segunda etapa del camino es una de las más duras (y también de las más bonitas). La subida a O Cebreiro: 8 kilómetros de ascensión que se hacen muy largos y pesados. Encima coincidió que ese día, en Galicia, no había ni una nube en el cielo. Pero, a pesar de todas esas dificultades, el grupo entero subió sin ningún problema. Las complicaciones vendrían en la tercera de las etapas, con destino a Triacastela, una de las más largas del camino. Fue muy dura, con mucho sol, sin apenas agua y el grupo llegó al pueblo casi a las 16h de la tarde. Unas 10 horas andando para llegar a comer/merendar y al pabellón a descansar. A partir de esta tercera etapa, todo fue más sencillo, además visitaron pueblos bonitos como Sarriá, Puertomarín, Palas de Rei, Arzúa o Arca do Pino, en los cuales se quedaron en Albergues, donde descansar en camas y lavar toda la ropa sucia en el servicio de lavandería que ofrecían. Todo el grupo tenía respeto a la etapa “larga”: Palas de Rei – Arzúa. 32 kilómetros tenían la culpa. Se levantaron más temprano de lo normal, de noche empezaron su ruta para llegar lo más pronto posible a su destino. Sabían que los años anteriores habían llegado entre las 16h y las 17h de la tarde. Empujados por la fe, el grupo sacó fuerzas de donde no había y a la hora de comer ya estaban en el parque de Arzúa. Todo un extra de motivación para encarar las últimas etapas del camino y la llegada a Santiago.

El regalo de llegar a Santiago

Las ampollas, el dolor de pies, las molestias en las rodillas se quedaron en nada cuando el grupo pisó Santiago de Compostela. Solo querían llegar, cantar, gritar, correr… pues el esfuerzo de 9 días seguidos andando iba a regalarles una de las experiencias de fe más bonitas que jamás podrán volver a vivir. Y así fue. Con la bandera de Jóvenes Carmelitas al frente, entraron corriendo las 230 personas a la plaza del Obradoiro de Santiago, llorando y saltando porque sabían que todo había acabado y que su mochila estaba más llena que antes. Todos se felicitaban y se daban la enhorabuena. El camino no fue fácil para ellos, etapas largas y duras, con molestias físicas. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa. Para todos esos jóvenes que consiguieron acabar, su camino personal empieza ahora.

 

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