El escapulario es un símbolo, un signo, de pertenencia y de servicio.
En nuestra vida cotidiana estamos relacionados con los símbolos y signos. Por medio de gestos, acciones y signos trasmitimos cosas muy profundas y reales.
Esto nos permite un enriquecimiento muy distinto en nuestra comunicación y comprensión que no sería posible mediante la palabra o la escritura solas.
Al compartir la mesa, un café con amigos, o al celebrar un aniversario con nuestros seres queridos, notamos cómo a través de estos gestos simbólicos, re-significamos o re-actualizamos nuestras vidas en niveles de profunda intimidad que dependen de las experiencias individuales.
En nuestra vida cristiana también contamos con signos y símbolos.
Por ejemplo, la cruz, el pan, el agua. Ante su presencia se actualizan en nosotros hechos, vivencias, experiencias del pasado que fueron expresadas por Jesús o los cristianos de las primeras comunidades y que por medio del signo o símbolo, se nos permite comprender realidades profundas en nuestro hoy, que están más allá, que no vemos o tocamos inmediatamente.
Estas realidades invisibles están ahí, presente en los acontecimientos que celebramos en nuestra vida.