La Palabra para el próximo domingo:
Jr 17,5-8 – Maldito quien confía en el hombre; bendito quien confía en el Señor.
Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 – Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. [R/.: Sal 39, 5a]
1Co 15,12.16-20 – Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido.
Lc 6,17.20-26 – Bienaventurados los pobres. Ay de vosotros, los ricos.
Ambientación: Hasta ahora, en lo que va de año litúrgico, Lucas solo ha ofrecido una intervención algo extensa de la predicación de Jesús cuando nos lo presentó en la sinagoga de Nazaret. Allí se enfrentó a todo su auditorio, provocando incluso el deseo de matarlo. En el presente año 2025, sin que nos interrumpa el ciclo cuaresmal, los domingos 6º, 7º y 8º del tiempo ordinario vamos a poder escuchar seguidos una segunda intervención de Jesús en la que se dirige a sus partidarios. Ahora bien, sigue teniendo presentes a sus adversarios:
-
- La primera parte del discurso contrapone a estos dos grupos (domingo 6º). (No seguirá una guerra entre ellos).
- La segunda parte exhorta a amar a los enemigos (domingo 7º).
- ¿Y cómo comportarse con los amigos, con los otros miembros de la comunidad? La tercera parte responde a esta pregunta recogiendo frases sueltas de Jesús (domingo 8º).
Oración inicial (Canción “Felices” – Pablo Coloma)
Felices,
felices aquellos, los de puro corazón,
los que en cada mañana te sonríen con pasión,
y te dicen, mirándote con gozo:
– “Tenga usted un día hermoso,
más amable, más dichoso”.
Felices
los de limpio mirar,
que no saben de envidias, los de nunca condenar,
los que nunca te cargan de tristeza,
ni te enrostran tu pobreza,
¡que conocen tu belleza!
Felices
los que nunca descansan en la lucha por la paz,
una paz verdadera, de justicia y libertad;
los que entregan su vida sin medida,
por un mundo sin heridas
sean felices cada día.
Felices
los que buscan verdad,
los que luchan por dar a cada hombre dignidad;
los que al miedo salvaje dan derrota,
dan su sangre gota a gota,
y en la tierra, son semilla que brota.
Felices
los que dicen: –“hermano”,
con nobleza y sin doblez;
los que saben que el barro
se ha pegado a nuestros pies,
que conocen la pena más profunda,
la alegría donde abunda,
y la entrega más fecunda.
Felices
los que olvidan tu error,
y te saben distinto y te abrazan sin rencor,
porque ven que tu corazón palpita,
que en tu alma siempre habita
algún sueño que se agita.
Felices
los que saben sufrir junto a tu lado en el dolor,
y te dan una mano que te aprieta con calor;
los que nunca se ríen de tu llanto,
porque solo un nuevo canto
es su alegría y su encanto.
Felices
los de gran corazón
que comparten la vida, regalando un nuevo don,
y te dan de su pan,
y te dan de beber,
y a su mesa te sientan,
y te llaman: – “hermano”.
Felices (los de puro corazón, los que te abrazan sin rencor)
Felices (los que dan lucha por la paz, junto a tu lado en el dolor)
Felices (los que buscan la verdad y te regalan nuevo don)
Felices (que dan al hombre dignidad)
Felices (¡felices!)
LECTIO – ¿Qué dice el texto? – Lucas 6,17.20-26
Motivación: En conjunto, al de Lucas lo podríamos llamar el “discurso de la llanura” con puntos en común con el “Sermón del monte” del evangelio de Mateo (Mt 5,1 – 7,29). El de Lucas es mucho más breve (30 versículos en Lucas frente a los 111 en Mateo).
San Lucas lo sitúa en un lugar llano, tras descender del monte (cf. Mt 5,1; Lc 6,17). Es posible que en Mateo evocara la donación de la Ley que Dios hizo a su pueblo en el monte Sinaí (Ex 19,1ss.); Lucas, al recordar que Jesús predicaba en lugares llanos y fácilmente accesibles a la muchedumbre, podría querer poner de relieve, tal vez, la cercanía del Señor a la gente y el carácter universal de su enseñanza.
Propuestas para enmarcar la lectura:
-
- Las ocho (o nueve) Bienaventuranzas del primer evangelio (cf. Mt 5, 3-12) las resume Lucas en cuatro (μακάριοι, vv. 20-23), pero acompañadas de cuatro antítesis amonestando o «ayes» (οὐαὶ, vv.24-26), término usado por las plañideras en el antiguo Israel para empezar un canto fúnebre.
- El de Lucas, sin embargo, es el evangelio que recoge más veces la palabra «bienaventurado» (cf. Lc 1,45.48; 7,23; 10,23; 11,27.28; 12,37.38; 12,43; 14,14.15; 23,29)
- En Mateo, las Bienaventuranzas del “sermón” se expresan en tercera persona del plural; en Lucas, en segunda, como dirigidas directa y personalmente a los oyentes.
Del Evangelio de san Lucas (Lc 6,17.20-26)
17 Bajando con ellos, se detuvo en un lugar llano. Y había una multitud de sus discípulos, y una gran muchedumbre del pueblo procedente de toda Judea y de Jerusalén y del litoral de Tiro y Sidón.
20 Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, comenzó a decir:
— «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
22 Bienaventurados cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como maldito, por causa del Hijo del Hombre.
23 Alegraos en aquel día y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo; pues de este modo se comportaban sus padres con los se comportaban sus padres con los falsos profetas!
24 Pero ¡ay de vosotros los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
25 ¡Ay de vosotros los que ahora estáis hartos, porque tendréis hambre!
¡Ay de vosotros los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis!
26 ¡Ay cuando los hombres hablen bien de vosotros, pues de este modo se comportaban sus padres con los falsos profetas!»
MEDITATIO (RUMINATIO) – Leemos y releemos (degustamos, saboreamos) el pasaje como para hacer desbordar el corazón de bienaventuranza. ¿Qué me dice la bienaventuranza?
-
- ¿A cuántos perfiles caracteriza el discurso, hasta ocho grupos (cuatro perfiles bienaventurados, y otros cuatro “desventurados”, o en el fondo, solo dos? La pregunta no es absurda, y la respuesta depende de una palabrita que se repite cuatro veces: “ahora” (νῦν, en griego).
- Solo se distinguen dos grupos: el de los pobres, que pasan hambre, lloran y son odiados; y el de los ricos, saciados y sonrientes, alabados por la gente. El primero recibe escasez, llanto, odio, persecución, y una misteriosa alegría, como a los antiguos profetas; el segundo recibe saciedad, regalo, consuelo, halago, y una misteriosa advertencia, como a los falsos profetas.
- Aún hoy muchas cosas se presentan como dispensadores rentables e inagotables de felicidad: prometen éxito inmediato, ganancias al alcance de la mano, soluciones mágicas para cada problema, alivio en todo dolor etc. Qué fácil caer, sin darnos cuenta, en el pecado de la idolatría: la publicidad, el placer, el poder, el dinero, la salud, el lujo, el ocio… parecen no pretender más que reemplazar a Dios para ponerse ellos, ¡tristes ídolos! Traducen actitudes contemporáneas, ¿tal vez la mía?, del ser humano para con Dios y para con el prójimo con más agudeza que muchos análisis clínicos (psico-sociológicos).
ORATIO – Converso con el Señor a partir de su Palabra
Motivación: El Señor no anda con rebajas, pone el listón alto, muy alto…, en el mismo Reino, en el cielo.
-
- Alabo al Señor, por su libertad de Espíritu, por su desprendimiento y coherencia sin concesiones…
- Pido al Señor que me enraíce en la confianza solo en Él, que me revele mis ídolos, mis puntos flacos, mis inconsistencias…
- Agradezco la invitación a la bienaventuranza, a la dicha del Reino, a su alegría evangélica, crucificada, un gozo que no es según los parámetros del mundo,…
- Pido perdón por la instalación en mi “zona de confort” de la vida cristiana, con mi aburguesamiento en una moral domesticada, bienqueda, por mi hipocresía en la falta de caridad, por mi doblez de espíritu, rezándole a Dios, y viviendo como poniéndole velas a los ídolos
- Pido el don de la conversión en mis tinieblas; el don de la luz para descubrir lo que esconden mis motivaciones inconscientes, incoherentes, indecentes…
- Le adoro, porque solo Él es Dios, solo Él es mi Creador y Padre, solo Él merece que en Él deposite mi fe, mi confianza, mi vida…
- Me dejo contagiar por la fuerza de su predicación que acompaña con su vida, sus gestos…
- Ante María, modelo de la bienaventuranza por antonomasia (cf. Lc 1,45.48; 11,27.28), me pongo para que haga sobre mí como de espejo e interceda para modelarme como discípulo de Cristo.
CONTEMPLATIO – ¿Cómo reacciono a tan “llano discurso del Señor”? ¿A qué me mueve el texto?
Motivación: oración, fraternidad y servicio
-
- En las palabras del Señor se encierra una profunda e indudable verdad. El cristiano es llamado a seguir y compartir el mismo camino de Cristo.
- Ese camino no transcurre entre riquezas o acumulación egoísta de abundancia insolidaria, ni entre consuelos mundanos o elogios de estos tiempos, con multitudes de «likes», rodeado de pulgares para arriba («thumbs up»), con un índice alto entre «influencers», y baños de masas de «followers». Si acaso, el camino transcurre entre pobres, con otros tullidos y pecadores de marca mayor, como yo: como Leví o Mateo, como Pedro, como Saulo, con leprosos, tullidos, prisioneros, drogatas, con mujeres impuras o prostitutas … a quienes Jesús ha venido a llamar, a liberar, a sanar, a reconciliar, salvar…
- El camino de Cristo fue adverso, de humillación, de afrentas, de traición, de abandono (cf. 18,32; 22,63; 23.11.36; etc.) y el del cristiano, ¿iba a tener otro aspecto? ¿Está loco Jesús? ¿Es un masoquista consigo mismo y sádico con sus discípulos? Volviendo a releer el Evangelio, en su nacimiento van unidas la suma pobreza (“no había sitio para ellos en la posada”, Lc 2,7) y la inmensa alegría (“os anuncio un gran gozo”, dice el ángel a los pastores, cf. Lc 2,10).
- ¿Cómo puede expresarse Jesús de forma tan radical, tan exigente, proclamando dichosos a los pobres, los que pasan hambre, los que lloran, los perseguidos? Por dos motivos: 1) porque Él también era pobre, vivió de limosna y sufrió persecución hasta la muerte; 2) porque creía firmemente en la recompensa futura en el Reino de Dios, donde quedaría saciada el hambre y enjugado el llanto.
COLLATIO – Un compartir sencillo
Tras un breve tiempo de oración, si alguno lo desea, puede compartir en voz alta su oración, con su alabanza a Dios, su acción de gracias o una súplica confiada.
-
- Para ir acabando escuchamos y/o nos unimos al canto del salmo que se proclamará el domingo (Salmo 1): en la Liturgia de las horas, p. 594.
- Salmo 1 (Kerigma de amor – Iquitos)
ACTIO – Vivir la Palabra
-
- Las primeras comunidades cristianas también sufrieron pobreza, hambre y persecución, y no por eso dejaron de estar alegres. La de Jerusalén necesitó la ayuda de comunidades más ricas para sobrevivir a la hambruna en tiempos de Claudio. Las comunidades de Macedonia, a pesar de su “extrema pobreza” desbordaban de alegría (cf. 2 Co 8,2). Los apóstoles, tras ser azotados, “marcharon del tribunal contentos de haber sido considerados dignos de sufrir desprecios por su nombre [de Jesús]” (cf. Hch 5,41).
- Así lo entendió también el primer obispo sucesor de Pedro en Siria:
«Lo único que para mí habéis de pedir es que tenga fortaleza interior y exterior, para que no sólo hable, sino que esté también interiormente decidido, a fin de que sea cristiano no sólo de nombre, sino también de hecho. Si me porto como cristiano, tendré también derecho a este nombre y, entonces, seré de verdad fiel a Cristo, cuando haya desaparecido ya del mundo» (S. Ignacio de Antioquía, Ad Romanos 5,2).
Oración final – Padre nuestro.
Saludo a la Virgen María: Mi alma canta (Mª José Bravo – Gen Verde).