Lo más contrario a la muerte no es la salud es el amor. El que ama no muere nunca. Jesús, el Hijo de Dios, nos amó hasta el extremo, dándonos vida en abundancia. En la resurrección, hecho real e histórico, se da “la mayor mutación, el salto más decisivo en la historia de la vida… un explosión de amor que rompió la unión desgraciada que había entre nacer y morir” (Benedicto XVI). Martín Descalzo, el periodista, al final de sus días escribía así: “Soñé, a lo largo de mi vida, un sinfín de cosas. Ahora sé que solo amando salvaré mi existencia y viviré eternamente; que los únicos retazos de mi alma que habrán estado verdaderamente vivos serán aquellos que invertí en amar, servir y ayudar a alguien. ¡Y he tardado cincuenta años en descubrirlo!”.
LETRA (Verónica Sanfilippo):
LA MUERTE NO PODRÁ CONTRA EL AMOR
Desde el desierto suena una voz
que llama a la conversión.
En los valles muertos,
vida nueva habrá,
del polvo florecerá.
Siempre a mi la lado Tú estás,
si caigo me levantarás.
Confío y espero mi fuerza es la oración.
Descanso en tu corazón.
Creo en ti, Tú me has sanado,
por la cruz he sido salvado.
La victoria está en la resurrección.
La muerte no podrá contra el amor.
Desde las montañas se asoma el Sol
que alumbra con su esplendor.
En los días grises la Luz llegará,
los miedos disipará.
Siempre a mi la lado Tú estás,
si caigo me levantarás.
Confío y espero mi fuerza es la oración.
Descanso en tu corazón.