El glorioso misterio del sacratísimo Cuerpo y Sangre del Señor desborda sobrados motivos de adoración, alabanza, acción de gracias, bendición… por tanto bien recibido, para que más amemos y sirvamos al Señor, y le sigamos por su misma senda, tras sus huellas, a su modo.
La experiencia, en cambio, nos muestra de forma palmaria nuestra torpeza y necedad a la hora de entrar en la oración, al menos para aquellos que intentan acometerla, claro está. Aquí queda lo que la red nos puede ofrecer como modesto punto de apoyo, de la mano de Hakuna: un vídeo, una canción, una intercesión…
¡Feliz y santa solemnidad!