Nos llega con alegría un año más la memoria 2022 de la Obra Social de Zaragoza. Alejandro Ratia abre la presentación con una bonita reflexión sobre los ángeles. La Sagrada Escritura está llena de referencias a ellos: “A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en sus caminos” (Sal 90).
“Durante mucho tiempo, octubre concentraba dos fiestas importantes para los zaragozanos. El día 12, la Virgen del Pilar, por supuesto, pero, además, se festejaba el día 2 al Ángel Custodio. Tal como cada persona, cada población se supone que posee un guardián celeste. En Zaragoza , una de las puertas de la ciudad era la del Ángel”. La puerta desapareció, pero la imagen gótica que le daba nombre se conserva, por suerte, en el Museo de Zaragoza, una obra atribuida a Pere Johan (el escultor del gran retablo de La Seo), mediados del siglo XV.
Este portal del Ángel quedaba más o menos frente al puente de Piedra, no lejos de donde se levantaría el nuevo Ayuntamiento. Tuvo por ello todo el sentido que, al plantearse dos grande figuras junto a su puerta, fuera el Ángel de la Ciudad la primera idea. Se barajo como compañero a San Jorge, pero terminó siendo san Valero. Y el autor de estos bronces sería el más reconocido entre los escultores aragoneses, Pablo Serrano. Desde 1965, nuestro custodio y San Valero vigilan nuestra plaza más famosa.
Su tamaño monumental (4,28 metros más pedestal de 1,23) podría amedrentar, alzándose sobre el viandante, pero sucede lo contrario. El gesto del ángel es de acogimiento. Pablo Serrano trabajaba como nadie los vacíos, y abre uno desde el cuello hasta la base, hueco al que abrigan los pliegues de la túnica, de aspecto geológico. El ángel adolescente lleva en bandeja el plano de la ciudad, en realidad, un fragmento donde se ven el Ebro, el Pilar, y la propia plaza donde está la escultura”.
El culto a los Ángeles Custodios, que prosperó en la Edad Media, cuando la peste diezmaba las ciudades, cuando se apadrinaban hermandades dedicadas a cuidar de enfermos y menesterosos, cuando intercedían para proteger a la juventud, siguen estando presente entre nosotros. Los ángeles nos recuerdan la protección hacia todo aquel que necesite amparo, especialmente a los más vulnerables.
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