Los frailes de la Provincia carmelita de Aragón, Castilla y Valencia aprovechamos el día 1 de mayo ir de excursión y disfrutar de la fraternidad. El lugar elegido este año para nuestro encuentro fue la Villa ducal de Lerma, sede actual de la exposición Las Edades de Hombre.
Los protagonistas que nos acompañaron durante la jornada: los ángeles.
En las 90 obras (pinturas, tapices y esculturas) que se pueden contemplar durante el recorrido de la exposición envuelven al visitante 307 ángeles.
El recorrido empezó en la Ermita de Nuestra Señora de La Piedad, donde se proyecta un vídeo que sirve como introducción a la exposición. La parte central de la muestra está en la Iglesia de San Pedro. Por último, en el Monasterio de la Ascensión de Nuestro Señor, concluye la visita:
El capítulo I: “¡Ángeles del Señor, bendecid al Señor!”, centrado en el Antiguo Testamento.
El capítulo II: ‘Los ángeles le servían’, dedicado a los ángeles vinculados a la vida terrenal de Cristo.
El capítulo III: ‘Santo, santo, santo es el Señor’, nos introduce en los ángeles en la vida de la Iglesia, así como en la existencia humana
El capítulo IV: ‘Ángeles y demonios’ nos hace volver la vista a otros seres celestes que eligieron libremente rechazar a Dios y saben que están condenados.
El capítulo V: “Los ángeles y la nueva Jerusalén”.
La comida estaba programada en el Palacio Ducal, actual Parador de Turismo, donde pudimos comer y degustar buenas viandas y vinos de Arlanza.
El colofón de la jornada fue la visita al Monasterio de Santo Domingo de Silos, donde pudimos contemplar en la visita guiada el impresionante claustro románico, y compartir, más tarde, el rezo de vísperas con los monjes benedictinos.
El ciprés de Silos y el soneto de Gerardo Diego nos dieron la despedida:
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos (Gerardo Diego).