El día 24 de septiembre, el Capítulo General recibió a la Familia Carmelita. Presidió la eucaristía el Prepósito General de los Carmelitas Descalzos, P. Saverio Cannistrà, OCD y dirigió la reflexión titulada: “La transmisión del carisma”. Lo presentó el P. Fernando Millán, O.Carm., subrayando la excelente colaboración que se ha desarrollado entre ambas Curias Generales durante estos últimos años.
El P. Saverio nos recordó que el diálogo entre el maestro y el discípulo es el método para transmitir el carisma. Uno a uno. La Vida Religiosa, desde antiguo, ha expresado su vitalidad en la relación maestro y discípulo. Los dichos de los Padres y Madres del desierto empiezan siempre con una pregunta del discípulo. Y la palabra que se ofrece es una palabra vivida, experimentada, y, por eso, provocativa. El maestro es el ‘corazón’ que custodia la ‘memoria’. Sin el diálogo y el encuentro la nueva generación recibe palabras infecundas. La paternidad espiritual consiste en la transmisión de la vida. El anciano transmite no lo que sabe, sino lo que es. La fuerza de la transmisión reside en la cualidad de su ser. Lo que se irradia es algo nuevo, no sólo algo teórico. Transmitir conocimientos es importante sólo en un primer nivel, pues ‘no se ama lo que no se conoce’. El segundo nivel, iría más allá de la información: transmitir la vida. Un tercer nivel, sería articular, a través de la interiorización, una serie de ejercicios (que están recogidos en nuestra Regla y Constituciones), que configuran un estilo de vida. El discípulo le preguntó a Antonio el Grande: – “¿Por que los monjes de ahora ya no tienen palabras que ofrecer? – Responde el maestro: “Porque los hijos ya no saben escuchar”. Sin embargo, suscitó una ulterior pregunta a la Familia Carmelita para la reflexión: “¿Podemos descargar la culpa sólo en los hijos o quizás los padres tampoco saben hablar?”.
Seguidamente, tomaron la palabra la Hna. Elena Font, monja contemplativa de clausura, la Hna. Celia, religiosa carmelita brasileña de las Hermanas carmelitas misioneras de Santa Teresa del Niño de Jesús y D. Francisco Javier Berna y Dña. Sabrina Rubio, matrimonio del laicado carmelita. Cada uno presentó su experiencia personal desde su estado sobre el tema del Capítulo General.
Por la tarde, se plantó un olivo, memorial de este Capítulo General 2019, tal como se hizo el año 2001. El P. Mario Alfarano, O.Carm., Delegado para la monjas, comunidades de estilo ‘eremita’ e Institutos afiliados a la Orden, expuso la situación global de la Orden. Subrayó que la Familia Carmelita cuenta con un ejército de testigos que pueden transmitir cada uno, según su propio estilo de vida, el carisma carmelita en el mundo entero. Seguidamente, el Prior General, P. Míceál O’Neill, O.Carm., presentó el estado actual del laicado carmelita e invitó a todos los miembros de la Familia Carmelita a participar en el trabajo de grupos y dialogar sobre cuatro preguntas:
1.- ¿Cuál es tu experiencia con la Familia Carmelita?
2.- ¿Qué esperas de la Familia Carmelita?
3.- ¿Qué dificultades tenemos que superar para cumplir nuestra misión de Familia Carmelita?
4.- ¿Qué te gustaría decir a los otros miembros de la Familia Carmelita?
El P. Santos y el P. Félix de Venezuela, tuvieron un espacio durante el Capítulo, antes de pasar a rezar vísperas, para poder dirigir unas palabras a los capitulares y explicar la situación y actual y crisis que está atravesando Venezuela y cómo esto afecta a la vida de las comunidades carmelitas.
La jornada finalizó, después de la cena, con un momento de recreación comunitaria donde cada grupo lingüístico participó con cantos y danzas. El grupo español (frailes, monjas y laicos) deleitó al resto de la Familia Carmelita cantando una adaptación carmelita de la Salve Rociera.