Es fácil quedarse en casa confinado. Un mes, dos meses o los que sean necesarios. Es una responsabilidad ciudadana, además de ser obligatorio y estar penado por la ley. Pero que ocurre cuando no se tiene casa o no se puede acceder a una cama en un albergue lleno o cerrado a cal y canto desde la declaración del estado de alarma.
Lucía Conde, de 32 años, trabajadora social responsable del Proyecto de “Atención integral a personas sin hogar” de Cruz Roja en Zaragoza, y Alex Rajadel, de 26 años, animador sociocultural, se disponen a distribuir doce comidas calientes donadas por la Obra Social de la Parroquia del Carmen a personas sin hogar en diferentes puntos de la capital aragonesa.
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