A lo largo del fin de semana del 25 al 27 de febrero en la parroquia de Santa María del Monte Carmelo (Madrid) hemos llevado a cabo unas gozosas jornadas de iniciación al oratorio de niños pequeños. Las han liderado dos religiosos de los Cooperadores de la Verdad de la Madre de Dios, con el p. Carbó, a la cabeza, y el p. Jesús, misionero en Perú -solo de paso en España-, que le acompañaba.
El motivo por el que el rector de la parroquia de Ayala, el p. Xavier Varella O.Carm., invitó al buen p. Gonzalo y le pidió su ayuda fue con el fin de introducir a nuestros catequistas colaboradores en dichos oratorios de modo que podamos ir desarrollándolos más y mejor. La dinámica de estas jornadas, como expresión de la vida y misión de la Iglesia, siempre se ofrecen de forma abierta, y así se explica que, además del grupo de catequistas locales que tan fielmente colaboran con admirable entrega en nuestra tarea pastoral, nos han acompañado una veintena de participantes más involucrados activamente también en diferentes realidades eclesiales en alguna forma de apostolado catequético.
¿En qué consisten los “oratorios”? En reuniones de oración con los más pequeños, ambientadas en una atmósfera de bendición y amor que, fundamentalmente, les permitan conocer en su experiencia de vida la paternidad de Dios, su bendición, el encuentro con Jesús, la vida en el Espíritu. Con más de tres decenios de probada experiencia, la puesta en práctica de estos oratorios fecunda la transmisión de la fe a los más pequeños con ricos frutos de los que nos han llegado preciosos testimonios.
En las jornadas tuvimos tiempo de hacer un oratorio, en primer lugar, con adultos de entre los mismos participantes. El desarrollo del mismo siguió las mismas pautas que siguen los oratorios con niños. La unanimidad de los participantes quedó vivamente impresionada por el fuerte impacto espiritual que causó en cada uno, y despertó la atención para el fin de semana. Además, fuimos testigos directos privilegiados de un oratorio vivido con niños que nunca habían tenido esta experiencia, así como a modo de ‘prueba piloto’. ¡Su intensidad no fue menor! Ello nos permitió, más tarde, reflexionar y comentar con detalle el modo adecuado de proceder con los niños a fin de propiciar una idónea transmisión de la fe, a la luz de lo vivido tanto por los adultos como por los niños. Y, como complemento a la introducción al desarrollo de los oratorios, hubo tiempo de catequesis y oración -espontánea así como litúrgica- que nos permitieron una nueva profundización en los tesoros de la Palabra de Dios desde los que iluminar y estructurar el quehacer catequético, a la par que nos hemos visto reavivados en el privilegio que tenemos de poder acudir con familiaridad a la rica fuente de inspiración carmelita que encontramos en santa Teresita del Niño Jesús. El p. Xavi tuvo la hospitalaria atención de amenizar las pausas que se dieron en todo este denso trabajo ofreciendo algún refrigerio que favoreció un clima de convivencia grata y sencilla fraternidad.
Lo menos que podemos decir es que ha sido completo. ¿Completo? Bueno,… ¡que la intercesión de todos los que queráis uniros para que este trabajo y el ministerio de la catequesis y anuncio del Evangelio traiga rico fruto venga a completar el don de esta gracia!