El sábado 22 de junio, a media mañana, poco antes de las 11:00, un cuadro singular se pintaba en la monumental iglesia conventual de los dominicos de San Esteban en Salamanca. Otros frailes mendicantes rezaban con los de Santo Domingo, los carmelitas. Una bendita celebración de ordenaciones -sacerdotal del dominico Fr. Bernardo, y diaconal de nuestro hermano carmelita Fr. David– aunadas era la ocasión para mostrar la riqueza y pluralidad de carismas en la Iglesia en este tiempo de carestía de vocaciones.
Presidió la celebración Mons. Luis Argüello, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia episcopal española. En su homilía personalizó el cometido del ministerio ordenado que confería a Fr. Bernardo y a Fr. David, y llamativamente aprovechó su invitación a la configuración con la cruz de Cristo en el seguimiento de nuestro Maestro, para evocar el testimonio de vida de nuestro hermano Fr. Pablo María de la Cruz. Todo un mensaje.
Si los ordenandos eran de dos órdenes diferentes, no ha de extrañar que un nutrido coro -con instrumentos incluidos- respondiera a orígenes de la feligresía de san Esteban y del Carmen de abajo. Con un amable variado repertorio, el coro contribuyó con la música y el canto a la oración en la celebración, a la cual acompañó un exquisito desarrollo gracias a una cuidada labor del maestro de ceremonias.
Al concluir con el rito litúrgico, un fraterno y festivo piscolabis en uno de los claustros del histórico convento de san Esteban sirvió de espacio para las debidas felicitaciones de los ordenados y un rato convivial entre todos los participantes expresando los mejores deseos de fecundidad para el ministerio de cada uno de los nuevos ordenados. Desde aquí, invitamos a prolongar nuestra intercesión ante la Virgen María por ellos, por Fr. Bernardo y Fr. David.
(En la entrada de la web con su testimonio podréis ver otras fotos, cortesía de la Delegación de Medios de comunicación de la diócesis de Salamanca)
