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24 junio, 2021 / Carmelitas
“El final o el nacimiento de un futuro”. Reunión de priores, Provincia carmelita ACV. 21 junio 2021

El día 21 de junio de 2021, el Consejero de Vida Religiosa, P. Salvador Villota Herrero, O.Carm. se encargó de preparar y moderar la reunión de priores. Al comenzar, se tuvieron unos minutos de oración, en los que se rezó el salmo 32(33),12-22 y se proclamó la primera lectura de la liturgia del día (Gen 12,1-9). Después de unos minutos de silencio, se invitó a que cada prior compartiera la situación actual de su respectiva comunidad. Los priores subrayaron que, por lo general, todas las actividades (reuniones comunitarias o de grupos parroquiales, trabajos pastorales o de docencia, etc.) están volviendo a ser desarrolladas de modo normal y con ilusión y entrega generosa.

Seguidamente, los priores compartieron las resonancias, reacciones y propuestas surgidas de las reuniones comunitarias tras haber visionado la película-documental “La Isla de los monjes”. No se trataba de ver similitudes y diferencias entre el estilo de vida del monacato cisterciense y el nuestro estilo de vida mendicante, que son lógicas y evidentes desde el punto de visto teológico, carismático y organizativo, sino responder a la pregunta: “¿Encontráis analogías entre esta historia de los monjes y los desafíos de cambios que debemos afrontar como Provincia?”. Se subrayaron los siguientes puntos:

Vuelta a las fuentes. La vuelta a las fuentes, tema muy profundizado a partir del Concilio Vaticano II,  sigue siendo actual. En el proceso de discernimiento que nuestra Orden en Europa está realizando, es un desafío que, como carmelitas, volvamos a reflexionar sobre nuestros orígenes y de dónde venimos para redescubrir el don del Espíritu, el carisma, que Dios nos ha infundido. La Regla, meditarla, y hacerla vida, sigue siendo fuente de inspiración.

Desprendimiento. La comunidad del documental no deja un monasterio pobre o en ruinas, sino un lugar espectacular y una bonita y bien cuidada abadía. Pastoralmente también tenían un numeroso grupo de fieles que los acompañaban en las celebraciones litúrgicas de los domingos y de las fiestas, y eran, además, un punto de referencia espiritual para todo el entorno. Siempre es un reto descubrir las motivaciones de nuestro seguimiento. A lo largo del camino, surgen, como recuerdan nuestros místicos, los apegos a las cosas, a las personas, a los oficios, a los ministerios, a las casas… Todo es de Dios. Llama la atención el ejercicio de desprendimiento  realizado por los monjes, que no es para privarles de vida, en una especie de suicidio colectivo, sino para perpetuarla con nuevo vigor en un futuro esperanzador para generaciones posteriores. Replegarse, coger carrerilla para saltar más adelante; recomenzar en conformidad con la voluntad de Dios y el carisma de Él recibido.

Discernimiento. La vuelta a las fuentes y el desprendimiento debe hacerse en un clima de discernimiento comunitario, provincial (en nuestro caso). La comunidad cisterciense siente la llamada de Dios que irrumpe en la cotidianidad de su vida y se dejan cuestionar por el Señor. En su camino de discernimiento, redescubren las motivaciones profundas de su vocación, las razones por la que se hicieron monjes. Y descubren con alegría que la única razón era y es Dios, sólo Él. El discernimiento comunitario invita a preguntarnos personalmente sobre el origen de nuestra llamada, de nuestro proceso vocacional, de las razones por las que somos carmelitas.

Crisis vocacional. Cuando los monjes estaban en la antigua abadía, no tenían prácticamente contacto con los jóvenes. La edad de los feligreses es elevada. En la isla donde piensan fundar hay jóvenes atraídos por su estilo de vida, y el cambio se proyectará divulgando, desde los medio de comunicación y redes sociales, su nueva fundación. ¿Son atrayentes nuestras comunidades no son atrayentes para los jóvenes? Urge revisar, de manera serena y seria, nuestro estilo de vida, para que responda a las exigencias de Evangelio que sienten nuestros jóvenes de hoy. Si no hay vocaciones a la vida consagrada carmelita, significa que la Provincia progresivamente se irá apagando. ¿Cómo ser semilla y buscar hacia otros campos donde sembrar para que el Señor dé los frutos por Él deseados? El futuro es lo que siembra hoy. El futuro nace de Dios – y nosotros podemos contribuir a ello-.

Signo de la presencia de Dios. El ejemplo de esta comunidad cisterciense nos estimula a profundizar en lo que somos y a fijarnos en lo esencial, dejando a un lado lo que sobra: importa el ser, frente al hacer o al tener. Las palabras del Hermano Paulus, en respuesta a la pregunta de la directora sobre la utilidad de la vida monástica son especialmente iluminadoras: “La utilidad es que estemos aquí. Para mucha gente el hecho de que estemos aquí es una señal muy clara de que no debemos dejar de rezar. Que Dios sigue vivo en esta sociedad, en esta vida; que no tenemos que alejarlo o esconderlo porque Él aún sigue aquí, aunque para las vidas de mucha gente ya no sea perceptible. En este aspecto el hecho de ser un signo de que Dios está aquí es suficiente para mí. También veo que nuestra misión es mostrarles eso a la gente… Sí, aún rezamos”. Ser signo de que Dios sigue en el mundo, a través de la oración, puede ser un punto donde podemos volver a empezar.

El Prior Provincial, P. Desiderio García Martínez, intervino al final de la reunión para dar gracias a todos los priores por la profundidad de las reflexiones y aprovechó para informar sobre cuestiones concernientes a la vida de la Provincia.

 

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