El día 16 de junio, un grupo de unos 90 laicos se reunieron en el Santuario de “El Henar” para celebrar el “III Encuentro de laicos carmelitas” de la zona de Castilla. Los participantes procedían de la Parroquia Ntra. Sra. del Henar de Valladolid, Flor del Carmelo de Madrid, Ntra. Sra. del Monte Carmelo de Madrid, del Monasterio Ntra. Sra. de las Maravillas de Madrid, del Convento de S. Andrés de Salamanca y, finalmente, del mismo Santuario de “El Henar”. El P. Provincial, después del refrigerio que preparó la comunidad del Santuario, dio la bienvenida a todos los grupos y animó las presentaciones. La comunidad de noviciado de Salamanca, al frente del P. Andreas Lamtarida, se encargó de la liturgia.
El P. Alejando López-Lapuente expuso de forma muy hermosa la vida y el semblante del Bto. Tito Brandsma, utilizando notas biográficas, el testimonio del carmelita Hno. Rafael Tijhuis, compañero de cautiverio en el campo de concentración de Dachau, y algunos fragmentos de de la película producida por la RAI Le due croci de Silvio Maestranzi. Subrayó la dimensión eucarística de la espiritualidad de nuestro hermano Tito, del cual esperamos su próxima canonización. Impresionan, de hecho, las palabras del Rector Magnífico de la Universidad de Nimega -ahora prisionero- conjugando cátedra y vida en el campo de exterminio: “Ahora debo vivir lo que he estado enseñando…”. Tuvimos la ocasión de rezar el poema escrito en la celda de Scheveningen, “Ante Jesús”, y escuchar su versión en holandés. “La cruz es mi alegría, no mi pena… ¡Quédate mi Jesús! Que, en mi desgracia, jamás el corazón llore tu ausencia: ¡que todo lo hace fácil tu presencia y todo lo embelleces con tu gracia!
El P. Desiderio García presidió la Eucaristía y nos recordó que el cuerpo de Cristo no es una recompensa a nuestras bondades o el premio a una vida virtuosa, sino viático y alimento que fortalece en el camino. De hecho, en la tradición carmelita encontramos buenos ejemplos. El profeta Elías en medio del desánimo sintió la presencia del ángel: “Se levantó y comió y bebió. Y con la fuerza de aquel alimento camino cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios” (cf. 1 Re 19,8). El Bto. Tito Brandsma y los que sufrieron la barbarie del nacionalsocialismo, encontraron en la eucaristía el Pan de la Esperanza: “Quien come de este Pan vivirá para siempre” (Jn 6,51). Granos de trigo recogidos de cualquier rincón del campo, un trozo de pan duro, un frasco de vino, eran usados de forma extraordinaria para celebrar misas clandestinas que operaban el milagro “de hacer presente el cielo en el infierno que estaban atravesando”.
Con el canto del Flos Carmeli, a los pies de la Virgen de “El Henar”, y dando gracias a la comunidad del Santuario por su acogida generosa y por su hospitalidad, acabó la celebración. Posteriormente, mesa compartida en el restaurante y despedida hasta el próximo año.
