El día 30 de noviembre de 2019, un grupo de profesores del Colegio Virgen del Carmen de Onda y Villarreal, se retiraron en el Convento de la Divina Providencia de las Hermanas carmelitas de Orihuela, en Tales. Reorganizaron sus agendas para escuchar la voz de Dios. Echaron el freno a la actividad frenética del día a día. Subieron al monte con sus fatigas, y bajaron transfigurados, llenos de Dios, de vuelta “a los trajines del amor”.
Dirigió el día de retiro el Prior Provincial, P. Desiderio García Martínez, O.Carm. y centró su meditación en dos reflexiones.
En la primera reflexión insistió en las bendiciones que esconde la vida interior. Las Moradas de Santa Teresa son una endoscopia, una fotografía del alma de cada ser humano. Recorrer las estancias de nuestra vida (Castillo Interior) no es sólo para un grupo VIP o frikis espirituales. Es para todos: “Y no dejaremos de entrar aquí todos, porque así lo dijo su Majestad” (7M 2, 9-10). El viaje interior es un viaje hacia la libertad. El ave sólo vuela libre si suelta la rama. Teresa insiste que cada uno de nosotros somos un jardín donde Dios se deleita paseando por él.
Las Moradas, hoja de ruta que conduce a la plenitud de nuestro ser, nos invita a algo muy sencillo: “sólo serás feliz si eres lo que estás llamado a ser”. Ser tú, no ser otro… “Conviértete en lo que estás llamado a ser e Italia arderá” (decía Sta. Catalina de Siena). Poco a poco fue describiendo de forma muy sencilla cómo describe Teresa este viaje a la plenitud. Morada a morada, fue planteando preguntas para poder guiar la meditación.
- Primeras moradas: mirarse uno mismo. ¿Me conozco? ¿Busco herramientas o quién pueda ayudarme a conocerme? ¿Quién eres, para qué vives?
- Segundas moradas: mirar a Dios. ¿Al organizar mi agenda, busco tiempos para Dios? Dime a qué o quién le dedicas en tiempo y te diré quién gobierna tu castillo. ¿Sólo le dedicamos a Dios lo que nos sobra del tiempo?
- Terceras moradas: mirar a los otros. ¿Cómo son mis relaciones con los demás -familia, amigos, compañeros de trabajo? ¿Tengo algún ‘perdón’ pendiente?
- Cuartas moradas: el amor es quien opera nuestra transformación. ¿Qué es para mi amar?
- Quintas moradas: nuevo nacimiento: Dios empieza a gobernar el castillo de la vida. Nacen la compasión y la congratulación. ¿Qué escenarios hay en mi vida para vivir la compasión y la congratulación? ¿Lloro con el que llora, río con el que ríe?
- Sextas moradas: nueva visión: “en Dios vivimos , nos movemos y existimos”. El pez si no está en el agua muere. La persona si no vive en Dios muere. ¿Quién es Dios para ti?
- Séptimas moradas: nuevo espacio: “obras, obras, obras: amar y servir”. ¿Tienes espacios en tu vida para servir a otros (ministerio, apostolado, voluntariado)?
En la segunda reflexión se centró en la tercera morada de Santa Teresa: “El perdón: un encuentro de miradas”. El perdón es una gracia sobrenatural que no se puede imponer. Necesita su tiempo… Empezó la reflexión escuchando la reflexiones sencillas, cargadas de sabiduría, de la abuela de Rozalén, y su comentario a Girasoles: un canto a la bondad. Sus frases y afirmaciones sirvieron para centrar la meditación de Mt 18,21-23.
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- ¿Crees que hay gente buena en el mundo? Rozalén.
- ¿Con los que vives, te permiten dormir tranquilo/a? Rozalén.
- ¿Estás orgulloso de todo lo que has hecho en la vida, habrías cambiado algo? Rozalén.
- Medita estas frases de la abuela: “No sé lo que es el odio”. ¿Y tú? “No puedo odiar a nadie aunque me hayan hecho mal”. ¿Y tú? “A mí no me cuesta perdonar”. ¿Y tú? “La venganza no da tranquilidad. La venganza nunca trae “na” bueno”. “El perdón es el que te deja dormir, el que te deja vivir”. ¿Y tú? “Hay que ir por el mundo haciendo el bien cueste lo que cueste, le pese a quién le pese”. ¿Y tú?
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El P. Desiderio García, O.Carm. en su meditación expuso cómo entendía Israel, en el AT, el perdón de las ofensas. Se detuvo en el episodio de Caín y Lamek para captar en profundidad la lección de Cristo escondida detrás del juego siete-setenta veces siete. Explicó el avance que la humanidad experimentó al asumir la Ley del Talión, como ley que “moderaba la venganza”. Avance incomprensible hoy para nosotros, ciertamente, superado por Jesús en el Sermón de la Montaña: “Habéis oído que se dijo, ojo por ojo, pero Yo os digo…”. Y, finalmente, aterrizó en nuestras vidas, ofreciéndonos pistas para poder contemplar en el silencio el perdón cristiano.
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El que no perdona pasa a depender de su enemigo. Perdonar no es simplemente disculpar o minimizar la ofensa recibida. Perdonar es más que aceptar disculpas. Perdonar no es olvidar, porque el perdón no depende de la memoria sino de la voluntad. El perdón es una decisión, que nos lleva a poder mirar a los ojos a todos, “y ofrecer misericordia si la piden, y si no la pidieran preguntarles si quieren misericordia” (San Francisco).
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S. Agustín afirmaba: “Si un hombre malo te ofende, perdónalo, para que no haya dos hombres malos”. “Uno no es bueno simplemente porque hace el bien, uno es bueno cuando empieza a integrar el mal”.
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El día de retiro culminó con la celebración de la Eucaristía, donde cada uno en torno a la Palabra de Dios y a Cristo Eucaristía pudo expresar cómo había sentido el paso del Señor durante el retiro. Fue un momento misterioso, profundo, donde se sentía la presencia de Dios. ¡Inolvidable!