El obispo de Salamanca, D. Carlos López Hernández, ordenará el 18 de octubre, a un nuevo diácono, a las 19.00 horas en la Catedral Vieja de Salamanca. Se trata del religioso carmelita Fray Luca Zerneri, O.Carm. del Convento de San Andrés de Salamanca perteneciente a la Provincia carmelita de Aragón, Castilla y Valencia de san Juan de la Cruz, quien dará el paso previo al presbiterado acompañado de su familia, amigos y religiosos carmelitas.
1. ¿Quién es un diácono?
Un diácono es un hombre llamado por Dios, a través de la Iglesia (vocación), y después de un período de discernimiento, formación y preparación es ordenado por un obispo para servir las necesidades del pueblo de Dios. El diácono ordenado es conformado, a través de la gracia sacramental de las Órdenes Sagradas, en la imagen de Jesús Servidor.
2. ¿Qué hace un diácono?
Los diáconos están llamados a vivir de tres maneras su ministerio de servicio. Este servicio se puede resumir de la siguiente manera:
a) Servicio a la Palabra de Dios: El diácono está llamado a ser un hombre de profunda oración, familiarizándose con la Palabra de Dios y siendo testigo de ella en su ministerio. Está llamado a amar, predicar y enseñar las Sagradas Escrituras desde el púlpito y a través de su vida diaria. Un diácono está también llamado a enseñar y catequizar a sus hermanos, ayudar en la preparación de quienes van a recibir los sacramentos, especialmente los adultos que buscan ser admitidos dentro de la familia de la Iglesia, Cuerpo de Cristo.
b) Servicio a la Eucaristía: Cada diácono es llamado a servir el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo por medio de su participación en la liturgia, su amor al Santísimo Sacramento y su deseo de llevar la Eucaristía, en especial, a los enfermos que no pueden unirse a la comunidad de fe en la celebración dominical.
i. Por virtud de su ordenación, un diácono puede presidir en varios servicios litúrgicos, incluyendo el bautismo de niños, matrimonios, velatorios y funerales, Exposición y Bendición con el Santísimo Sacramento, y asistir en la celebración Eucarística.
ii. Cada diácono debe de cultivar un profundo amor y gran reverencia por la Eucaristía (el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo). Esa espiritualidad eucarística es esencial para los ministerios descritos anteriormente.
c) Servicio en favor de la Justicia, la Caridad y la Paz: Los diáconos sirven como heraldos de Cristo; heraldos de paz, esperanza y amor para los pobres, los necesitados, los olvidados y los que han sido rechazados por la sociedad. A través de su servicio y ministerio promueven actividades de misericordia, justicia, reconciliación y paz. Los diáconos, como servidores de las mesas, desafían a sus hermanos en la fe a comprometerse con las necesidades sociales de los más abandonados.