El día 8 de septiembre, Festividad de la Natividad de María, el joven Michele Silvi, de la Provincia carmelita de Italia, ha realizado el rito de ingreso en el noviciado carmelita internacional de Salamanca. Debido al confinamiento en que se encuentra estos días el P. Desiderio García Martínez, O.Carm., Prior Provincial de la Provincia carmelita de Aragón, Castilla y Valencia, presidió el rito, en la celebración de vísperas, el P. Matías Tejerina, O.Carm., prior de la comunidad carmelita del Convento de san Andrés, acompañado del Maestro de novicios, P. Alejandro López-Lapuente Villalba, y demás hermanos de comunidad carmelita del Convento de san Andrés de Salamanca.
En la breve exhortación, el prior de la casa recordó que con el noviciado empieza para Michele una nueva etapa, en la que, ayudado por la comunidad, podrá discernir su vocación carmelita, al mismo tiempo que podrá vivir con alegría este tiempo de gracia que Dios le concede. El marco histórico para vivir este año de noviciado es el Convento de san Andrés, solar donde vivió san Juan de la Cruz y en el que nos precedieron hermanos carmelitas que fueron hombres de ciencia y de santidad.
Con mucho humor le anunciaba el Maestro de Novicios, P. Alejandro, a Michele, que la primera actividad del noviciado será hacerse mañana la prueba del COVID-19.
La Ratio Institutionis Vitae Carmelitanae, Manual de Formación de la Orden del Carmen, en su número 90, nos recuerda en qué consiste la naturaleza y finalidad del noviciado:
“El fin del noviciado es la iniciación gradual del candidato a la vida en el Espíritu según el carisma del Carmelo, en vista de un primer compromiso con la profesión temporal. Con el noviciado comienza la vida religiosa en la Orden carmelita.
La iniciación del novicio comporta el crecimiento en profundidad, en el sentido que la experiencia del novicio está firmemente centrada en el misterio de Dios. Es un crecimiento en amplitud porque el novicio no debe limitarse a la devoción o al culto formal, sino que es animado a desarrollar una actitud contemplativa y se le pide que se afiance en su vocación y en el celo apostólico, en la fe, en la esperanza y en la caridad.
En este proceso son importantes el examen, la evaluación y la purificación de las motivaciones y de las perspectivas personales de vida, para que el novicio aprenda a fundar su existencia en Dios.
Por eso el novicio necesita tiempo y espacio para crecer en la clarificación de su vocación e idoneidad para vivir la vida religiosa carmelita. Esto implica un proceso de identificación con nuestra vida y se realiza en una comunidad concreta de hermanos comprometidos en la oración y en el servicio, más que mediante el adoctrinamiento y la transmisión de nociones. La experimentación de la nueva forma de vida en la realidad cotidiana ha de conducir a una primera decisión por la Orden”.
