¡Feliz Solemnidad de S. Elías, profeta! Allí, “junto a la fuente”, en el Carmelo, los primeros eremitas de finales del s. XII, lo tomaron como modelo. Elías se convirtió para ellos y los hermanos que les sucedieron, en la primera persona que había encarnado el ideal de vida que les había impulsado a dejarlo todo. Se sintieron, en cierto sentido, hijos suyos, herederos de su riqueza espiritual. Los carmelitas son, como Eliseo, herederos de aquel manto que cayó del cielo, entre las llamas del carro de fuego. Elías, que ya en la tradición monástica era considerado el primer monje y el modelo de los contemplativos, se convirtió, así, poco a poco, para los carmelitas, en el prototipo del místico y el profeta dedicado a cantar y enseñar las alabanzas de Dios; el defensor de los derechos de Dios y el campeón en la defensa de los más los pobres, los últimos. Los carmelitas, desde entonces, tienen al profeta Elías como “Padre” suyo, no en sentido histórico o material, sino por los valores que su figura expresa.