Los días 25 y 26 de octubre de 2024, el Prior Provincial, P. Salvador Villota Herrero, ha participado en el VII Encuentro de Oficinas de Protección de Menores, que ha tenido lugar en el Colegio Jesuita de “Nuestra Señora del Recuerdo” de Madrid. El título de este encuentro era: «La familia como factor de riesgo y factor de protección. Las oficinas como lugar de acogida y seguimiento de las víctimas». El tema es muy importante, habida cuenta de que se estima que 8 de cada 10 casos de abusos acontecen en el ámbito familiar.
Estos encuentros tienen una finalidad de formación e información y, además de los miembros de las Oficinas de Protección de Menores, también habían sido invitados en esta ocasión –dada la naturaleza de la temática tratada–, los Delegados diocesanos de Apostolado Seglar y de Pastoral Familiar, así como los representantes de movimientos y asociaciones laicales y familiares. Es fundamental que se trabaje conjuntamente tanto las Oficinas de protección de menores, como los agentes pastorales de los ámbitos de la familia y de los movimientos.
Han sido días intensos, en los que se ha insistido sobre la necesidad de sensibilizarnos acerca de esta realidad y poner todos los medios para implementar la educación afectivo-sexual en el entorno familiar. En la situación actual, debemos tomar conciencia de que la familia, además de ser un factor de protección del niño, también puede convertirse en un lugar de riesgo de abusos, y es deber de todos (padres, profesores, educadores…) y de cada uno de nosotros el proteger al niño ante los abusos en el seno de la familia, de proteger de modo particular a los discapacitados (sabedores de que 6 de cada 10 de ellos sufren a lo largo de su vida algún tipo de abuso sexual). Por todo ello y poniendo siempre a la víctima en el centro, hemos de utilizar todos los medios disponibles para prevenir tales abusos, creando entornos seguros en todos los ámbitos donde nos movemos y promoviendo una cultura del rechazo total de los abusos sexuales. Por último, respecto a la víctima, y en cuanto corresponde a la oficina de protección de menores, debemos acogerla, acompañarla y ayudarla a tener una reparación integral (pastoral y espiritual; médica, terapéutica, psicológica y social; legal, jurídica y económica).
