Los novicios del Noviciado Internacional Carmelita en Salamanca, dirigidos por el P. Salvador Villota Herrero, O.Carm., durante los días del 15 al 19 de junio de 2020, tuvieron la gracia, a través de unos días de retiro, de adentrarse en el corazón de nuestra Regla (“Vivir en Obsequio de Jesucristo”) y profundizar en la “Llamada, seguimiento y fidelidad a los votos religiosos”.
Los novicios, a través de reflexiones guiadas y períodos de oración, tuvieron la oportunidad de meditar en cómo Jesús nos permite a cada uno descubrir los dones que nos ha concedido, al mismo tiempo que nos permite entender que son para la edificación del Cuerpo de Cristo. Para ello, Jesús nos convence sutilmente que Él se ajusta a nosotros, se acomoda -según la lógica de la encarnación- a cada uno de nosotros, creciendo así en nosotros la confianza y mitigando el miedo a su llamado.
Nuestro Señor nos identifica a los religiosos como interlocutores de su Evangelio. Él, a través de su llamado, nos invita libre y voluntariamente a vivir en plenitud los votos de pobreza, obediencia y castidad. Así entenderemos que nuestra llamada a la santidad tiene como fin ser completamente para Él. Sólo a través de su Palabra, y dejándonos transformar por su Amor, es que alcanzaremos esta meta. Jesús no nos fuerza a seguirle, sólo nos guía, pero depende de nosotros aceptar su llamada a seguirle.
Está claro que todo camino tiene sus retos. Al asumir responsablemente los consejos evangélicos se nos capacita, desde el estilo de Jesús, y siendo uno con Él, a enfrentarnos a la vida diaria. Asumiendo su vida nos convertimos en tierra fecunda en la que Dios puede habitar. Sin Jesús es imposible dar fruto abundante. Su presencia es necesaria para cosechar la semilla sembrada.
El seguimiento de Cristo va forjando en nosotros la humildad. Haciéndonos pequeños nos hacemos grandes ante el Amor de Dios.
La llamada de Jesús es personal. A cada uno nos llama por nuestro nombre. Una llamada exclusiva para encomendarnos lo que Él quiere de cada uno de nosotros. Cada momento está marcado por Él y no nos dejará solos, aunque haya momentos en los que no lo queramos ver, escuchar y seguir. Jesús es quien marca el paso y siempre va el primero: Él delante, nosotros detrás. Él es el Maestro y nosotros los discípulos. Esta es la razón por la que somos su seguidores, y por eso nos escogió Él a nosotros y no nosotros a Él.
En el retiro tuvimos oportunidad de hacer una relectura de algunas experiencias vividas por los santos de nuestra Orden del Carmen, en concreto san Juan de la Cruz y santa María Magdalena de Pazzi. A través de sus ejemplos pudimos vislumbrar la trascendencia de la realidad mística que se esconden detrás de los votos, así como caer en la cuenta de la importancia del estilo de vida que, nosotros, como novicios, estamos próximos a asumir.
Nuestro llamado como religiosos nos conduce al abandono en Dios, siguiendo y confiando en Jesús. Perseverar en este proceso es clave para poder estar listos cuando llegue el momento de cualquier tribulación. La Regla del Carmen nos invita a revestirnos de las armas de la luz, necesarias para vivir en Cristo y para aprender a ser adultos en la fe.
Estos puntos son claves para comprender la espiritualidad de la Subida al Carmelo, que, en el fondo, es síntesis de nuestro vivir plenamente los votos religiosos.
El retiro fue un testimonio de fe no solo en su coordinación, desarrollo, contenido y clausura. La fecha de la celebración de estos días de ejercicios, sujeta hasta último momento por la pandemia que nos aqueja, hizo que estos días coincidieran con la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y la consagración al Inmaculado Corazón de María. ¡Qué mejor ejemplo de fe para adentrarnos en el Misterio de su Amor y lo que Él quiere para nosotros a través de este proyecto de vida en el Carmelo!