¡Qué gozada celebrar la cincuentena pascual y coronar esta fiesta de Pascua que no conoce el ocaso! Don continuo del cielo: ¡ven, Espíritu Santo!
Espíritu en el que existimos, nos movemos, vivimos, que sin cesar conduce a la Iglesia, especialmente presente en cada celebración de la Eucaristía. Al concluir el ciclo litúrgico del tiempo pascual, no nos deja huérfanos.
El mismo Papa Francisco ordenó – mediante decreto de la Congregación para el Culto Divino (11.2.2018)-, que celebremos el lunes después de Pentecostés, como memoria obligatoria, a la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia.
Ahora bien, muchos de nuestros libros litúrgicos impresos no están actualizados, y aún, algunas aplicaciones digitales, tampoco recogen todos los detalles con el mimo que se merecen.
Por eso, modestamente ofrecemos a continuación una serie de archivos (todos con el mismo contenido, solo varía el formato de acceso) con los elementos que nos parecen que se puede honrar cuidadosamente las necesidades de esta celebración. Nos hemos atrevido a enriquecer un poco con mayor variedad es el apartado de los himnos, mientras no encontramos otras opciones más adecuadas. No hemos incluido los salmos porque cada año se tomarán de la feria correspondiente (para 2024: lunes de la VII semana del tiempo ordinario, es decir, los salmos del lunes de la 3ª semana del salterio):
A modo de botón de muestra, dejamos a continuación, algunos himnos para la memoria que permiten al menos gustar de alternativas a aquellos que tengan ya muy vistos los himnos del común de Santa María, Virgen. (En los documentos arriba enlazados, se encontrará, además, textos para la celebración de la Misa). Santa María, Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
HIMNO de laudes
Oh, Virgen, resplandeciente estrella
de caridad para los santos
y manantial vivo y fecundo de esperanza
para nosotros, los mortales.
Tanto vales, gran Señora,
ante el piadoso corazón de tu Hijo,
que quien pide con confianza,
por ti, segura lo alcanza.
La ayuda de tu bondad
no solo auxilia al que te implora,
sino que con gusto das
y el deseo de los suplicantes colmas.
En ti la misericordia,
en ti la grandeza;
tú contienes la bondad
que las criaturas poseen.
Gloria sea dada al Padre y al Paráclito
y al Nacido de ti,
que te han llamado a ser
la santa Madre de la Iglesia. Amén.
HIMNO de vísperas
Oh, Virgen, Madre de la Iglesia,
eterna puerta de la gloria,
sé nuestro refugio
ante el Padre y el Hijo.
Gloriosa Madre de Dios,
que has engendrado al Creador,
ruega por todos nosotros
que celebramos tu fiesta.
Estrella de los mares, luz refulgente,
de linaje real, santa Madre,
ruega al Padre y al Hijo
para que nos den el Paráclito.
Virgen clemente, Virgen fiel,
dulce Virgen María,
escucha las oraciones de todos
los que con devoción te suplican.
Presenta las oraciones a tu Hijo,
despreciado, maltratado, flagelado
por las espinas herido,
y por nosotros crucificado.
Madre que da vida al gran Rey,
luz y puerta de los altos cielos,
acércate a los pobres
que con lágrimas te pedimos.
Gloria sea dada al Padre y al Paráclito
y al Nacido de ti,
que te han llamado a ser
la santa Madre de la Iglesia. Amén.
HIMNO del oficio de lectura
Oh, Virgen Madre,
feliz hija de tu Hijo,
la más sublime y humilde
entre todas las criaturas.
Tú, escogida desde la eternidad
en el designio divino;
tú, la mayor gloria y belleza
de la humana naturaleza.
La que tan excelsa mostraste
que su altísimo Creador,
se hizo en ella, por ti,
admirablemente creado.
En el seno virginal
renació el amor ardiente
a cuyo calor germinan
en la tierra las flores del cielo.
Gloria sea dada al Padre y al Paráclito
y al Nacido de ti,
que te han llamado a ser
la santa Madre de la Iglesia. Amén