Hace poco leía en un artículo que, en una sociedad democrática y plural, tener miedo a que los padres elijan la educación que quieren dar a sus hijos es sinónimo de no estar seguro de las propias convicciones.
Asignar centro educativo por parte de los poderes públicos es, sin lugar a dudas, una intromisión en toda regla en la vida privada y la autonomía familiar. Y es ésta, precisamente, la principal novedad que introduce la LOMLOE, la ley educativa recientemente aprobada por el actual gobierno de coalición. Una ley con un marcado acento ideológico, sin parangón en las anteriores leyes educativas que, aun presentando también cierto sesgo político e ideológico, nunca han tenido una intencionalidad tan evidente a la hora de promover un modelo único de educación, la pública, por la vía de arrinconar y subordinar cualquier otro modelo educativo existente hasta su presencia prácticamente testimonial.
Esta nueva ley educativa, como no podía ser de otra manera, ha levantado todo tipo de controversias y una frontal oposición ante el atropello flagrante y el recorte de libertades que supone su redacción. Y no sólo esto, sino que ha puesto en cuestión muchos otros factores también de mucha importancia como la cultura del esfuerzo, la forma de vertebrar la educación especial en nuestro sistema educativo, la extensión de la educación infantil con recorrido hacia la educación obligatoria únicamente si es de oferta pública, la igualdad de oportunidades a la hora de elegir idioma con el que cursar la enseñanza obligatoria, el papel residual de la asignatura de Religión en el sistema educativo… En definitiva, toda una serie de motivos por los que rebelarse ante lo que supone cercenar de manera preclara derechos y libertades conseguidos y consolidados en el tiempo, independientemente del mayor o menor grado de conocimiento en materia de educación que una persona con actitud crítica pudiera tener.
(Ver artículo completo publicado en Boletín Informativo de la Provincia carmelita de Aragón, Castilla y Valencia, nº 36 pinchando en el enlace) La ley Celaa Boletin_nº_36_enero-marzo 2021r
