Se cumple un año de la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía. Uno de los frutos más visibles, globales y significativos del Sínodo para la Amazonía que culminó con la asamblea en el Vaticano en octubre de 2019. Me decía entonces Mauricio López, figura clave en el proceso sinodal: “los tiempos son la clave, los tiempos 50 años han hecho falta para llegar hasta aquí desde la firma del primer pacto de las Catacumbas y otros 50 nos harán falta para ver los frutos de este camino que estamos recorriendo”. Estábamos en las Catacumbas de Sta. Domitila y acabábamos de ser testigos ambos de la renovación del famoso “Pacto de las catacumbas por la Casa Común”… Durante el Concilio Vaticano II fueron un puñado de obispos entre los que se encontraban Leónidas Proaño o Helder Cámara quienes se conjuraron por una vida sencilla y un apostolado con los empobrecidos como centro. El gesto dela renovación de ese pacto quería significar la decisión de poner el Sínodo para la Amazonía en la senda de lo que supuso el Concilio para la Iglesia del s. XX. Sin duda el proceso del Sínodo Amazónico tiene un alcance que todavía no es el momento de valorar, pero es esencial mantener vivo el espíritu que lo viene impulsando que no es otro que el soplo vivificador del Espíritu Santo.
(Ver artículo completo publicado en Boletín Informativo de la Provincia carmelita de Aragón, Castilla y Valencia, nº 38, pinchando en el enlace) 12_Justicia_paz_Boletin_nº_38_abril-junio 2021