La Comisión de laicado carmelita nos brinda una meditación para el primer día de la novena dedicada a la Virgen del Carmen, que lleva como lema: Encordados a María.
Las estrellas orientan en medio de la oscuridad. Los marineros tienen la estrella polar que les marca el rumbo a seguir. María es indicadora del camino a seguir en medio de nuestra vida. Ella nos muestra la senda en pos de Hijo Jesús.
El mundo del mar ha estado siempre muy unido a la Virgen en su advocación de Nuestra Señora del Carmen. Para los carmelitas María es su guía, su luz, su ‘Stella maris’ (Estrella del Mar). El origen de esta atribución mariana, presente en las letanías a la Virgen, nos lo recuerda el papa emérito Benedicto XVI en su encíclica ‘Spe salvi’: “con un himno del siglo VIII/IX, la Iglesia saluda a María, la Madre de Dios, como ‘Estrella del mar’”. Este himno, el ‘Ave maris Stella’ animó a san Bernardo de Claraval a componer su famoso sermón en el que destacaba de nuevo a la Virgen como Estrella del Mar: “Si surgen los vientos de la tentación, si te arrojan contra las rocas de la tribulación, mira a la estrella, llama a María; si te golpean las olas del orgullo, de la ambición, de la envidia, de la rivalidad, mira a la Estrella, llama a María”.
El día 16 de julio, la Iglesia celebra la festividad en honor de la Virgen del Carmen. Cuenta la tradición que en el siglo XIII los carmelitas tuvieron que abandonar el Monte Carmelo debido a la invasión de Tierra Santa. Antes de que partieran, mientras cantaban la Salve Regina, la Virgen María les prometió ser para ellos su Estrella del Mar. A medida que los religiosos carmelitas se fueron expandiendo, se propagó la devoción a la Virgen del Carmen, la Estrella del Mar.
Encordados a la Estrella del Mar.