El sábado tradicionalmente oramos con una especial intención mariana, y hoy, además, siendo 27 de junio, coincide con la ocasión de la fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, a cuya imagen hemos dedicado varias entradas en este rincón carmelita.
Hoy vamos a acercarnos a una maestra carmelita que, ya antes que nosotros, volvió su atención a dicha advocación mariana, cuya titularidad oficial según ya hemos comentado es “Madre de Dios de la Pasión”. Se trata ni más ni menos que de Teresita del Niño Jesús, santa, virgen, y doctora de la Iglesia. Entre sus muchos poemas tiene uno dedicado a “Notre Dame du Perpétuel Secours”, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. En la edición francesa de sus obras completas se encuentra entre las poesías, en la nº 49.
Si alguien tiene el libro de las “Obras completas” de Teresita en español, ¡no lo busque ahí!, porque dicho poema –así como algunas otras secciones relativamente menores de sus escritos– no apareció traducido y publicado en ese volumen. Hace falta acudir a un libro específico sobre Teresita, “Teatro y poesías”, para encontrar el nuestro poema traducido. [Se trata exactamente de la obra: TERESA DE LISIEUX, Teatro y poesías, Monte Carmelo (colección MEC nº 11), Burgos 1997, págs. 174-176].
Nos tomamos licencia para reproducir aquí la introducción así como la traducción “poética” que se nos ofrece en esas páginas a esta composición relativamente poco conocida de Teresita. Para quien pueda interesar, puesto que disponemos del propio autógrafo de Teresita, mostraremos la transcripción del original francés. Como es sabido, una buena traducción puede ser un reto muy arduo, ¡cuánto más la traducción de una poesía! Por eso, nos enfrentaremos, al desafío de proponer en paralelo el original, junto con una traducción al español buscando la mayor fidelidad al mismo, y a otra traducción que busque un equilibrio entre la fidelidad al texto original y un cierto arte poético. Ojalá algo de ello pueda ayudarnos a contemplar el icono y a reavivar nuestra confianza en la Virgen María. Feliz fiesta.
J.M.J.T.
Fecha: marzo 1897. — Compuesta para: sor María de la Trinidad a petición suya. — Publicación: medita en HA; por primera vez en una revista de los redentoristas, Le Perpétuel Secours, Haguenau, enero 1934. — Melodía: ninguna indicación.
María Luisa Castel se sentía atraída, ya desde muy niña, por la estampa bizantina de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. En la mirada misteriosa de la Virgen encuentra un espejo de su conciencia infantil: sonrisa por su sabiduría, tristeza por sus defectos. En 1894 se sintió auxiliada por la Virgen para entrar en el camelo de Lisieux, por lo que en 1897 pide fuerzas para vivir una vida de inmolación por los sacerdotes a esa Virgen que, según la interpretación popular del cuadro milagroso, tranquiliza y fortalece al Niño Jesús, asustado ante la visión de los instrumentos do su Pasión. Teresa reúne en unos versos sencillos los pensamientos de María de la Trinidad durante sus ejercicios espirituales.
J. M. J. T.
- Texto original en francés
(1er Couplet)
Mère chérie, dès ma tendre jeunesse
Ta douce Image a su ravir mon coeur
En ton regard je lisais ta tendresse
Et près de toi je trouvais le bonheur.
(Refrain)
Vierge Marie, au Céleste rivage
Après l’exil j’irai te voir toujours
Mais ici-bas ta douce Image
C’est mon Perpétuel Secours !…
(2e Couplet)
Quand j’étais sage et bien obéissante
Il me semblait que tu me souriais
Et si parfois j’étais un peu méchante
Je croyais voir que sur moi tu pleurais…
(3e Couplet)
En exauçant ma naïve prière
Tu me montrais ton amour maternel
Te contemplant je trouvais sur la terre
Un avant-goût des délices du Ciel.
(4e Couplet)
Lorsque je lutte, ô ma Mère chérie
Dans le combat tu fortifies mon coeur
Car tu le sais, au soir de cette vie
Je veux offrir des Prêtres au Seigneur !…
(5e Couplet)
Toujours, toujours Image de ma Mère
Oui tu seras mon bonheur, mon trésor.
Et je voudrais à mon heure dernière
Que mon regard sur toi se fixe encor.
(Dernier Refrain)
Puis m’envolant au Céleste rivage
J’irai m’asseoir, Mère, sur tes genoux
Alors je pourrai sans partage
Recevoir tes baisers si doux !…
Souvenir d’une retraite bénie – Mars 1897
Thérèse de l’Enfant Jésus à sa petite Soeur.
- Versión “literal” en español
1ª estrofa
Madre querida, desde mi tierna juventud
tu dulce imagen ha sabido encantar mi corazón
en tu mirada yo leía tu ternura
y junto a ti, yo encontraba la felicidad
Estribillo
Virgen María, a la celeste orilla
tras el exilio yo iré a verte siempre
pero aquí abajo tu dulce imagen
es mi Perpetuo Socorro.
2ª estrofa
Cuando yo era prudente y bien obediente
me parecía que tú me sonreías
y si a veces yo era un poco mala
yo creía ver que a causa mía tu llorabas.
3ª estrofa
Escuchando mi ingenua oración
tu me mostrabas tu amor materno
contemplándote yo encontraba en la tierra
una pregustación de las delicias del Cielo.
4ª estrofa
Cuando yo lucho, oh mi Madre querida
en el combate fortaleces mi corazón
pues, tú lo sabes, a la tarde de esta vida
¡quiero ofrecer sacerdotes al Señor!
5ª estrofa
Siempre, siempre Imagen de mi Madre
sí, tú será mi felicidad, mi tesoro.
Y yo quisiera a mi última hora
que mi mirada sobre ti se fije aún.
(Último estribillo)
Luego, despegando a la celeste orilla
iré a sentarme, Madre, sobre tus rodillas
Entonces yo podré sin división
recibir tus besos, tan dulces.
Recuerdo de un retiro bendito – Marzo 1897
(Teresa del Niño Jesús a su hermanita).
- Versión “poética” de la traducción al español
1ª copla
Desde mi juventud, Madre querida,
tu dulce imagen me ha robado el alma.
Leía en tu mirada la ternura
y junto a ti la dicha yo encontraba.
Virgen María, en la celeste playa,
tras el destierro, siempre te veré;
¡pero tu dulce imagen aquí abajo
¡mi Perpetuo Socorro siempre es…!
2a copla
Cuando yo era sensata y obediente,
me parecía que me sonreías;
mas, cuando yo algo mal me comportaba,
que por mí tú llorabas yo creía…
3a copla
Cuando escuchabas mis ingenuos rezos,
tu maternal amor me demostrabas;
yo encontraba en la tierra, al contemplarte,
el sabor de la dicha de la Patria.
4a copla
¡Oh, Madre!, cuando lucho, en la pelea
tú sostienes mi pobre corazón;
pues ¡bien sabes que, al cabo de esta vida,
quiero dar sacerdotes al Señor…!
5ª copla
¡Imagen de mi Madre!, siempre, siempre
tú serás, sí, mi dicha y mi riqueza.
Yo querría que en mi postrera hora
mi mirada final para ti fuera.
Último estribillo
Después, volando a las celestes playas,
me iré a sentar, oh Madre, en tus rodillas.
¡Entonces ya podré ofrecer sin límites
a tus besos tan dulces mis mejillas…!
Recuerdo de un bendito retiro – Marzo de 1897
(Teresa del Niño Jesús, a su Hermanita)