En la vida religiosa femenina de los siglos XVI-XVII se desarrollan formas que se apartan del cuadro tradicional según la referencia canónica, asumiendo compromisos y estructuras aptas para el apostolado según las exigencias de los lugares. Al principio toleradas, estas formas de vida religiosa femenina fueron toleradas al principio y poco a poco fueron obtenido el reconocimiento incluso en el campo del derecho canónico.