La oración es una invitación a aprender y desarrollar una actitud de escucha y de acogida de la Palabra de Dios, actualizándola en la propia vida.
Esta actitud se orienta a la búsqueda de Dios en lo cotidiano y exige un camino de interiorización y conversión.
En la Regla, la oración está centrada en la persona de Cristo y es claramente una visión monástica medieval. Esto se ve claro en el acento sobre el ejercicio de la “Lectio Divina”, o Lectura Orante de la Palabra, y el rezo diario de los salmos que sugiere la Regla (c. 7-8).